Ya se sabe que no es una liberación de verdad, que con todo y que el cardenal Jaime Richelieu Ortega lo llamase personalmente a la prisión para darle la buena nueva, a Biscet le darán “licencia extrapenal”, o lo que es lo mismo, un permiso para estar fuera de la cárcel mientras se porte bien, con la seguridad de que será regresado al presidio si insiste en seguir hablando mal del gobierno.
La razón principal de que el doctor Oscar Elías Biscet haya sido guardado por tanto tiempo, muchos meses más allá del plazo prometido por Raúl Castro para liberarlos a todos, está en la fortaleza de su imagen. A las pocas cabezas sobresalientes de la oposición les han encontrado – o bien fabricado – defectos. A todos les adjudican oscuros intereses personales, monetarios o simplemente ser lacayos del imperialismo. Pero al doctor Biscet no han conseguido demeritarlo de ninguna manera.
Biscet no ha podido ser calumniado por la propaganda castrista – al menos hasta el momento – y ello quizás se deba a su imagen de sobria austeridad. Sus acciones proyectan humildad, decencia y hombría, algo que no siempre se conjuga del todo con las modernas necesidades de la publicidad política y las campañas mediáticas. Es simplemente un líder natural que puede romperles el esquema de los clásicos “mercenarios” y llevar tras de sí a mucha gente en la lucha pacífica por los derechos ciudadanos.
Es posible que hayan considerado la coyuntura actual para por fin soltarlo. Han desplegado una fuerte campaña en la prensa, desacreditando a la oposición, con el destape de unos cuantos soplones, y quizás piensen que en estos momentos Biscet no representa un peligro real para la dictadura.
Por suerte, el doctor Oscar Elías Biscet no piensa quedarse quieto. Si hubiese acpetado la mordaza del gobierno ya se habría ido a España hace meses, con todo y familia.
Este episodio de nuestra historia apenas comienza.
1 comentario:
Viva Oscar Elias Biscet, abajo los Castro
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