Somos hijos de nuestra época, casi más que de nuestros propios padres. Obramos según lo que la época nos enseña, según las creencias que de ella extraemos. Y de una época indescriptiblemente ilusoria, romántica, miope y adorablemente retorcida, nació la obra humorística de Marcos Behmaras.
El escritor nacido en Jovellanos, Matanzas, escribió mucho sobre aquel período de confianza en la Revolución, y lo hizo con la más exquisita ironía, formando un dueto impecable con el caricaturista Virgilio. Los temas de Salaciones del Reader’s Indigest (remedo de aquellas Selecciones del Reader’s Digest de la Guerra Fría), en una etapa histórica que exigía crudas definiciones, iban desde el choteo al ambiente batistiano hasta la parodia del periodismo americano y sus motivos imperiales.
Pero también Marcos Behmaras se adentraba en la crítica visceral y sin anestesia de aquellas primeras manifestaciones de ideologización robótica y burocracia representativa de los años sesenta. Textos como los aparecidos en el suplemento ficticio El Sociolisto (no dejar pasar la temprana alegoría cómica al concepto “socialista”), despojados de dogma, me llevan a aventurar la hipótesis de que, de no haber muerto Behmaras tan tempranamente, acaso su velocidad de pensamiento, buen gusto y sentido del sarcasmo lo habrían llevado a evolucionar hasta el lado opuesto, al de la humorada crítica en contra de la irracionalidad, los esquemas políticos negativos, la violencia y el afán de poder que para muchos fue transitando de la mística imperialista de posguerra hasta la dictadura tropical de los antiguos revolucionarios.
El último concurso.
Comenzaba en la Escuela de Arte por entonces, y conseguí colarme en un concurso de humorismo para televisión que llevaba el nombre de Marcos Behmaras. Me dieron una mención, entre otras cinco, pues al parecer la orientación "de arriba" era promover el talento joven de entonces, y canalizarlo hacia un humorismo televisivo que ya daba signos de agotamiento. Lo contradictorio fue que el primer premio se lo ganó alguien ya mayor y con escaso talento, y entre las seis menciones también quedó relegado nada menos que el legendario grupo Nos-Y-Otros, cuyos miembros (Eduardo del Llano, Orlando Cruzata, entre otros) más adelante influyeron de manera decisiva en el humor, la literatura y el audiovisual en Cuba.
Aquel fue el último concurso de humorismo Marcos Behmaras. Años después, trabajando ya en la misma televisión en la que mi viejo ídolo había trabajado – y de hecho le costó la vida, pues el accidente automovilístico fatal aconteció mientras andaba por el interior del país, recogiendo opiniones sobre la programación – un amigo asesor, también escritor humorístico, me premió con una opinión inmerecida: “Tú eres el Marcos Behmaras del siglo XXI”. La parábola de mi amigo, dicha con buenas intenciones a pesar de lo exagerado, se sostenía en una particularidad de mi trabajo, que al menos en lo tocante a la escritura de guiones, no discriminaba entre un libreto humorístico y uno policíaco, un musical o un telefilme. Marcos Behmaras, desde los tiempos de la televisión en vivo era, en efecto, lo suficientemente versátil como para salir triunfante por igual con la comedia en “Detrás de la fachada” como con las tramas policíacas de “Sector 40”.
Las Salaciones.
Si bien me di el gusto de seguir sus pasos en mis años del ICRT, y divertirme escribiendo para cualquier redacción de la televisión cubana (exceptuando a los informativos, solavaya) con un aliento muy behmariano, nunca había tenido el chance de imitarlo en el humor costumbrista, en el choteo a los íconos políticos y en la sátira al poder corrupto, al absurdo que nos toca en la época que nos corresponde habitar.
Tomando el riesgo de asumir como continuidad, y sin permiso, algo que acaso funcionase como ruptura, pues nadie puede asegurar si al fin y al cabo Marcos Behmaras habría dejado de enaltecer al evangelio castrista o si por el contrario se habría vuelto un apologista a toda costa, me arriesgo a la convocación, a la absorción de su espíritu bromista y comienzo a escribir mis propias Salaciones, las de una virtual revista Bohemia que ya aventaja al viejo Reader’s Digest en sus posturas retrógradas, reaccionarias y derechistas.
El alma de Marcos Behmaras ya sabrá que el atrevimiento nació con las mejores intenciones.
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2 comentarios:
Muy buena idea, ya pase por salaciones y me gusto muchisimo.
Un beso
Maite
hola hermano Behmaras... soy hija de Marcos... bienvenido a la familia... me encanta que sigas sus pasos con tanto talento
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