Muamar el Gadafi delira. Su patria arde y él, mientras tanto, sigue diciendo que sus súbditos lo aman, que las turbas de fieles y mercenarios son su pueblo, y que Al Qaeda tiene la culpa de todo. Hay una congestión bíblica en la frontera con Túnez, como si toda Libia estuviese tratando de irse y salvar el pellejo, y Hugo Chávez, amoroso, sigue asegurando que todo no es más que propaganda imperialista.
Los dictadores, llámense comunistas, socialistas del siglo XXI o musulmanes con Libro Verde tienen algo en común: no ven la realidad ni aunque les explote en la cara. Y más allá de eso, esconden a los demás su propia realidad, la endulzan y tergiversan, como si el resto del mundo se chupara el dedo.
Poner la podrida.
Chávez, como Fidel Castro, ha construido su propia versión de la realidad y la ha vendido ya empaquetada a los oídos crédulos de la izquierda internacional. Sin duda espera a que las cosas se resuelvan solas, a saber, mientras llega la tan ansiada igualdad para las masas venezolanas, se puede ir tirando con unas cuantas consignas. Eso es lo que ha hecho su sensei Fidel por más de medio siglo y la verdad, no le ha salido tan mal.
Pero Chávez no ha tenido tiempo – o la suerte – de eliminar a todos sus opositores. Confiado en su gracia eterna no alcanzó a instaurar bases legales para su permanencia indefinida en el cargo de presidente, como sí hicieron sus maestros cubanos, y he aquí que buena parte de Venezuela ya se sacude la retórica y tantea los beneficios de la dictadura. Algunos pueden llegar a la Asamblea Nacional y poner la podrida. Aunque el interpelado no haga mucho caso, las verdades pesan como yunques. Cuando una jevita enérgica y febril habla, la estulticia tiembla.
¿Quién es María Corina Machado?
Algunos le critican haber firmado el Decreto Carmona, cuando el intento de golpe de estado en el 2002, o haberse reunido con Bush en la Oficina Oval en el 2005. Pero lo cierto es que esta cuarentona de buen ver, hija de un empresario con una tenista, resultó ser la diputada electa con mayor cantidad de votos, en toda Venezuela, el pasado septiembre de 2010. Algo tiene que a la gente le cae bien. Algo tiene que, al escucharla, es como si la cortina de discursos se resquebrajase un poco más y fuese posible ver algo de la realidad venezolana.
Por extensión, también se puede ver un poco más de la realidad cubana. Lástima que nuestras diputadas isleñas, nuestras delegadas al congreso del partido, no tengan un par de ovarios como los de María Corina Machado.
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1 comentario:
María Corina es toda la claridad y coherencia hecha persona, Chávez... ejem, bueno ya lo hemos escuchado "discursar" en plena apoteosis populista y lo que es peor, "incultamente".
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