miércoles, junio 30, 2010

Toy Story 3: pequeña rebelión en la granja.

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No recuerdo que en Cuba se haya exhibido públicamente alguna de las versiones que existen en cine de la novela Rebelión en la granja (Animal farm, 1945) de George Orwell. La contundencia del mensaje antidictatorial, los símbolos que el autor, con la parábola satírica de animales que revolucionan una granja, usa para probar la corrupción del poder en el esquema estalinista - fácilmente conmutables a la realidad del fidelismo -, hacen muy poco probable el riesgo de mostrar a los pioneritos cubanos a donde conduce, irremisiblemente, el totalitarismo castrista. Por eso tampoco creo probable que Toy Story 3 se ponga alguna vez en la Tanda Infantil del domingo en la mañana.

Aunque en esta nueva saga de la película de Pixar el fenómeno del falso paraíso, ese kinder controlado por el viejo Lotso, el oso de peluche, y fuerzas represivas que encierran a los juguetes, encima vigilados por un mono con platillos a través de pantallas múltiples (¿el Gran Hermano de 1984, la otra novela de Orwell?), se muestra en versión light, digamos, en la traducción fresa del fenómeno más acorde con el espíritu de divertimento infantil en 3D, la historia no deja de diversificarse en niveles de lectura que impactan según la edad o la madurez de quien la mire.


En la época en que Orwell escribió su novela de animales, desde su posición de socialista democrático (pertenecía al Partido Laborista Independiente) criticó duramente a la corrupción y decadencia del sistema estalinista. Los símbolos eran bien claros: el señor Jones era la monarquía zarista, Lenin era el “Cerdo Mayor”, el fundador de la doctrina que más tarde fuese distorsionada por Napoleón, el cerdo totalitario que representaría a Iósif Stalin, y que perseguiría a un Trotsky en forma de cerdo renegado, Snowball. Hasta Maiakovski se vería reflejado en Minimus, el cerdo poeta. La situación compleja de la decadencia, el paso de los “siete mandamientos” de la doctrina inicial a una adecuación contaminada, de la que no escaparía aquel famoso eslogan “Todos los animales son iguales… pero algunos son más iguales que otros”, no dejaría lugar a dudas acerca del contexto satirizado. Orwell, y también las versiones cinematográficas, manejarían de manera bastante directa la denuncia al nuevo orden dictatorial que surge con la destrucción del anterior.


Toy Story 3, armada en los estudios de Pixar, en California, ya no tiene el referente de la Unión Soviética para alertar a las nuevas generaciones sobre el peligro de las engañosas dictaduras comunistas que años atrás inspirase a George Orwell. Su maquinaria comercial, sin embargo, ha mezclado la efectividad del mercado con ciertos matices filosóficos de fácil lectura. El entretenimiento superficial se equilibra aquí con el guiño político, del que no escaparían esquemas tiránicos como el de Cuba, Irán o Corea del norte. Para un cubano que se sienta en la platea de un cine, que acompaña a sus hijos equipado con palomitas, soda y gafas de tercera dimensión, no puede escapar, de ninguna manera, la asociación con una realidad que le toca muy de cerca: el discurso engañoso de Lotso, y sus consecuencias en el encierro bajo llave de los más débiles - los que afrontan el trabajo duro con los violentos parvulitos - y los tenebrosos castigos en caso de sedición. El virtual lavado de cerebro que recibe Bozz Lightyear al ser formateado y puesto en contra de sus amigos, es también un código reconocible para quienes vivimos largo tiempo en la madeja de los CDR, atemorizados y silenciados por la persistente imagen del Ministerio del Interior (Ken, Bebé, pulpo y demás secuaces), como reveladora es la escena en la que la élite, a escondidas, se entrega al vicio del juego en la parte superior de la máquina de refrescos.


No es la primera vez que Disney-Pixar establece parábolas con nuestra realidad. En Ant Z, el protagonista, la Hormiga Z, rompía la formación de un “baile” programado, aquella especie de distracción controlada donde toda la colonia danzaba, cual zombis, al compás de La Guantanamera. El código, basado en nuestro tema folklórico más emblemático, era más que comprensible.


Aunque la subtrama política de Toy Story 3 - la del kinder dominado por un oso de peluche dictador - queda relegada al final por la historia principal de los juguetes que enfrentan el momento de abandonar al ya crecido Andy, el conflicto del encierro, la fuga y la búsqueda de un mundo más justo para los muñecos oprimidos ocupa la mayor parte del tiempo en pantalla, y dudo que a los programadores de la televisión cubana se les escape el hilo subliminal que termina en la rebelión de los lugartenientes principales de Lotso (Ken y Bebé), y la restauración de una feliz democracia representativa con olor a plástico nuevo en el jardín Sunnyside.


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lunes, junio 28, 2010

Riflexiones del compañero Fidel Caxtro. Saber la chochera a tiempo.

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Aparecidas en Cubaremate, reproducimos aquí estas nuevas riflexiones del compañero Fidel, por su importancia política, y por el esperado y tan largamente acariciado mensaje apocalíptico que contienen.


Escribía yo unas riflexiones hace muy pocos días, mientras pensaba en que quizás fue un error haber mandado a suspender la serie selectiva de béisbol, pues de esa manera no podría cumplir con una de mis obligaciones históricas al frente de la revolución: la de llamar a los managers por teléfono y decirles lo que tienen que hacer… cuando me di cuenta que estaban transmitiendo el mundial de fútbol por Tele Rebelde. No recuerdo haber autorizado a que se ponga ese mundial, aunque quizás lo hice, por mis simpatías con la patria de Nelson Mandela, y ahora tengo una laguna mental. El caso es que los cubanos están viendo fútbol todo el día, trabajan menos que de costumbre y sin saber le están siguiendo el juego al imperialismo.


Mi deber es informar al pueblo de lo que nadie les informa. Y tengo que advertir que el mundial de fútbol, planificado meticulosamente por la CIA por cuatro largos años, es sólo una distracción, una cortina de humo para que la gente no sepa que se está preparando una GUERRA NUCLEARRRR.


Ese mulatico, el tal Obama, dijo que estaría en el estadio para cuartos de final si su equipo (el de los Estados Unidos, se entiende ¿no?), clasificaba, y el muy hipócrita sabía muy bien que el mundial no va a pasar de los octavos de finales, porque antes se va a armar tremenda bronca entre sus marines de la OTAN y la Armada del cuerpo élite de los Guardianes de la Revolución Islámica, dirigida por el camarada Ali Fadavi, un general que deberían ver lo bien que luce con ese uniforme militar, y que los yanquis sólo están esperando a que Messi acabe de meter un gol para tirar una bomba nuclear sobre Irán. Ya saben que Ali Fadavi tiene centenares de embarcaciones dotadas con lanzaderas de misiles, y que no le gusta que los americanos le anden inspeccionando sus naves en aguas internacionales, mucho menos en aguas termales. (Creo que lo de las aguas termales no viene al caso, pero coño, qué bien me vendrían ahora unos días en Elguea, caramba…)


Yo sé que el 99.9 de mis compatriotas, o sea, el 99.9 de los militantes del partido comunista español, desearían que estuviese equivocado. Yo también desearía estar equivocado, pero qué se le va a hacer, yo jamás he estado equivocado, así que se jodieron. Ya una vez estuve cerquita de provocar tremenda guerra nuclear, pero los rusos se me amarillaron a última hora y no hubo fiesta. Esta vez no será así. Esta vez esos locos musulmanes se van a acomplejar y por fin se va a desatar esa guerra nuclear que tantas veces he vaticinado, y cuando vea el hongo atómico por CNN, ya sabré que estoy más cerca de morir heroicamente que cagándome en una cama. Mi pueblo también perecerá heroicamente, y sé que me lo agradecerán.


No soy Walter Mercado, pero como me parezco un poco a Nostradamus puedo asegurar que no habrá decisión por penales en este mundial, que ni siquiera habrá una final entre Sudáfrica y Brasil, o entre Cuba y Venezuela, porque antes de las semifinales este planeta ya no existirá.


Mis riflexiones son escritas, a partir de ahora, para los extraterrestres que nos visiten en el siglo XXXI.



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sábado, junio 26, 2010

Derribando estatuas.

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Casi sesenta años después de la muerte del sanguinario Iósif Stalin, finalmente han retirado su estatua de seis metros de la Plaza Central de Gori, su ciudad natal, en Georgia. Erigida un año antes de su controvertida apoplejía, se mantuvo allí media centuria, como un desapacible recuerdo de lo que fue una de las dictaduras más brutales e influyentes del siglo pasado.

Muchos se preguntan por qué en Cuba no hay estatuas de Fidel Castro - el más fiel seguidor contemporáneo del legado estalinista - alguna estatua que sea factible de derribar a mandarriazos en un futuro no tan lejano. La respuesta es muy simple: la ley lo prohíbe. Lo curioso es que se trata de una ordenanza impuesta por el propio Fidel cuando, a raíz de su entrada en La Habana, en 1959, el escultor Enzo Gallo Chiapardi pusiera un busto del comandante en 31 y 41, Marianao. Fidel Castro montó en cólera y mandó a retirarlo, no sin antes dejar en el papel que, en lo adelante, en Cuba estaría vedado hacer estatuas de personas aún vivas.

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Esa circunstancia, aparentemente encaminada a eliminar el culto a la personalidad, no impidió que, en otros soportes menos sólidos, apareciese la imagen del máximo líder una y otra vez, en todas partes y sin que ello pareciese estorbar en lo más mínimo su pudor. Tampoco la ley impidió que Anatoli Anikeivich lo “inmortalizara” en un imponente busto que aún hoy se exhibe en el Museo Nacional de Arte de Bielorrusia, o que esa misma obra fuese replicada por artistas venezolanos, hace apenas unos meses, para poner de adorno frente a la Asamblea Nacional de Caracas, previa retirada, por expropiación, de un McDonald’s y un Wendy’s, negocios imperialistas que aparentemente rompían con el entorno patriótico.

Quizás los cubanos no dispongamos de alguna buena estatua de Fidel para derribar, pero todo parece indicar que los venezolanos sí podrán darse ese gusto alguna vez. En cualquier caso, nos quedan muchos cientos de miles de vallas con la imagen del comandante, por toda la isla, en ciudades, poblados y carreteras, que de proponernos exterminarlas a todas, será una empresa que tardará varios años en concluirse.


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Busto de Fidel Castro en Bielorrusia.

Busto en Caracas, con la consabida indignación de muchos
caraqueños.


También en Venezuela, pero en el estado de Mérida, muy cerca de la

Federación de Centros Universitarios, así amaneció, sin cabeza, el busto

de Ernesto Che Guevara.

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viernes, junio 25, 2010

Caddies cubanos en el green ajeno.

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Esta es la más reciente estrategia del gobierno para salir de la crisis: meterle mano al capital extranjero, vender terrenos y construir millonarios campos de golf, con todo y la infraestructura digna de turistas opulentos, en la costa norte de La Habana, Varadero y Cayo Coco. Para los cubanos, si acaso, quedará la posibilidad de cargar los palos y preguntar: “¿Madera cuatro, señor?...


El socialismo en la isla va quedando como castigo y cruz sólo para los nacionales. Los inversionistas extranjeros siguen llegando a una Cuba que, según Peter Walton, jefe ejecutivo de la Asociación Internacional de Operadores de Turismo de Golf, “…podría ser uno de los destinos de golf más fuertes del Caribe”. La propiedad privada, aparentemente incompatible con el marxismo-leninismo, una vez más, le guiña el ojo a las autoridades comunistas y se cuela en territorio nacional con el pretexto de mejorar la actividad económica y algún día poder abastecer con un vaso de leche a todos, niños y adultos.

Una compañía inglesa, otra francesa y hasta una vietnamita van a comprar terrenos que los cubanos no sueñan siquiera pisar sin que un policía les pida el carné de identidad. Invertirán cientos de millones de dólares en villas, apartamentos, supermercados, restaurantes y centros comerciales que complacerán a los visitantes acaudalados, previo pago en una moneda que, de seguro, no será la misma miserable calderilla con la que vive el maestro de primaria en San Miguel del Padrón. Así que la falla tectónica entre la Cuba socialista (la que padece hambre y apagones) y la Cuba capitalista (la que se divierte y consume), seguirá fracturándose y creciendo a la espera de que algún día Raúl Castro entre en razones.

Nuevas generaciones de caddies cubanos con avitaminosis llegarán para acarrear los palos a turistas de mejillas rosadas, nuevos profesionales se disputarán llevar los carritos a cambio de alguna propina generosa, nuevos terrenos serán vendidos al renovado apartheid anticubano, y todo para salvar a la patria, la revolución y el socialismo.

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miércoles, junio 23, 2010

Pedro Campos o la oposición amable.

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En la práctica, tanto el Movimiento Cristiano Liberación, el Partido Socialdemócrata de Cuba, las Damas de Blanco y hasta el Socialismo Participativo y Democrático son, con todas sus diferencias, parte de una oposición declarada al actual gobierno de los Castro. Puede que Pedro Campos, ideólogo principal del SPD, no lo vea de esa manera, que incluso todavía siga situando al “enemigo imperialista” como la ineluctable fuerza al acecho, y a los disidentes como una bola de anexionistas, pero sus postulados, en rigor, son los mismos del resto: el cambio, la evolución, el destrabe del estatismo gubernamental.
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Puede que Campos no se identifique a sí mismo como opositor, que afirme querer cambios dentro del esquema socialista sin que ello implique el derrocamiento del actual gobierno, pero simplemente al decir: (…) Tampoco han sido aprobados (supuestos planes quinquenales hasta el 2015) ni por un Congreso del Partido, ni, que se sepa, por la Asamblea Nacional del Poder Popular. No se trata simplemente de consultar al pueblo. Su soberanía reside en ser el que tome las decisiones, ejerza el poder real…, está aceptando y declarando que los gobernantes hacen lo que les da la gana con el ejercicio del poder, que toman decisiones sin consultar con nadie, que hacerlo es totalmente antidemocrático y que de perdurar, sólo conduciría a la destrucción total del país.

Pedro Campos es un pensador inteligente, un hombre con ideas cuerdas que confía en la salvación del socialismo, y también confía (¡!) en que alguna vez será escuchado por los dictadores. Su discurso teórico, que en la isla viene siendo un oasis para muchos, marca sus fronteras con aquellos que proponen, según sus palabras, una vía de resolver, a como dé lugar, en poco tiempo, las carencias materiales acumuladas, (que) nos podría llevar a terminar en los brazos del Tío Sam, a donde nos quiere conducir la “transición democrática” de la oposición anexionista…, pero en esencia, aunque la emprenda contra quienes ya no creen que en Cuba exista algo siquiera parecido al socialismo, factible de ser “salvado” como tal, aunque meta en un saco de supuesta actitud lacayuna pro yanqui a todos los que quieren fuera del poder al Partido Comunista, sus reclamos son virtualmente los mismos que hace, por ejemplo, el Movimiento Cristiano de Liberación que encabeza Oswaldo Payá, y él mismo, como figura política, se encuentra tan censurado y alejado de los medios como Vladimiro Roca o Elizardo Sánchez.


Tengo mis dudas si sus llamados a la cordura, sus sugerencias de que los Castro abandonen el “sectarismo dogmático predominante en las esferas de la dirección del partido y el gobierno”, esperan una respuesta real, o si sólo forman parte de una plataforma ideológica que su partido o movimiento (ilegal como los otros) está en el deber de proclamar. No creo que sea tan incauto de ignorar que los gobernantes actuales jamás van a ceder un milímetro en sus intransigencias, que no habrá nada, por razonable que sea, por coherente con el marxismo que sea, que pueda alejarlos de aquello que llevan medio siglo amasando morbosamente.


Se socializa y democratiza el sistema o se derrumba”, ha escrito Pedro Campos recientemente, y no puedo imaginar cómo supone una socialización o democratización cubana sin la desaparición física de los dictadores o la caída del sistema totalitario, ese que se tapa los oídos, cierra los ojos y se pone a cantar alto cuando alguien le sugiere el más leve de los cambios. Pero aún cuando su postura, ya sea por ingenuidad (que no me la trago en alguien que razona de manera tan clara), o por empecinamiento ideológico (¿no es acaso sectarismo – ese defecto que tanto critica a los gobernantes – lo que él mismo sostiene con los demás opositores?), se mantenga en el domino de lo que llama muy elegantemente “el dentro-contradictorio”, su actitud, y la de sus correligionarios del SPD, no puede tener otro nombre sino el de oposición. Quizás una oposición amable, una oposición complaciente, pero de cualquier manera una oposición frontal, en tanto los presupuestos actuales del gobernante PCC ya hace mucho tiempo perdieron el contacto con las raíces marxistas que los izquierdistas extremos siguen reclamándole.


La aparente trinchera común (esa que sostiene el cliché de la verticalidad hacia los imperialistas y anexionistas), pierde sentido cuando estos socialistas de manifiesto creen seguir siendo hermanos de lucha de los falsos socialistas que dirigen al estado cubano. Por mucho que Pedro Campos evite decirlo, por convicción o prudencia (de alguna manera alguien que se autodenomina “socialista” puede ser menos vulnerable a la prisión que aquellos que piden la economía de mercado, o al menos eso deben esperar ellos), su postura es, per se, insubordinada y sediciosa, tan odiada y vituperada por los dictadores como las otras posturas, más radicales, del resto de la oposición. Es más, estoy seguro de que los Castro ven a Pedro Campos y compañía como una caterva de traidores revisionistas, como alimañas vendidas al imperialismo que se agazapan, disfrazados de marxistas, esperando el momento de saltar y declarar una terrorífica Perestroika tropical. Seguramente los considera menos dignos aún de compasión que los opositores confesos.


Para quienes creemos en un futuro cubano de democracia e independencia, un futuro que cuente con todos, para el bien de todos, de ser posible con la conservación de los aspectos más rescatables de lo que alguna vez fue la “revolución cubana”, posiciones como estas no tienen que resultar necesariamente antagónicas. Lo que hoy es la oposición, con escisiones, divergencias, celos y con quienes incluso no admiten ser parte de ella, mañana podría ser el espectro político que pueble nuestra futura versión de democracia, probablemente imperfecta, pero con seguridad mucho mejor que el engendro totalitario que hoy decide todo en la siempre fiel isla de Cuba.


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martes, junio 22, 2010

M cortó conmigo en Facebook.

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El aviso me llegó a través de su hija, que es como una hermana para mí, y vive en Italia. M, su madre, a quien quiero también como a una tía cercana y que, sin duda alguna, me quiere mucho también, suele conectarse a Internet desde su centro de trabajo, en La Habana. Desde allí accede al Facebook donde hasta ayer, éramos amigos y podíamos dejarnos mensajes o etiquetarnos en fotos. Con la mayor pena del mundo, me dejó dicho que nuestro nexo debía ser interrumpido, puesto que en el Inicio del Face suelen aparecer los enlaces a mi blog, y que aquello podía perjudicarla seriamente.

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M es una bella persona, cariñosa y amable como pocas, pero siendo la jefa de despacho de alguien importante, no puede darse el lujo de tener entre sus amigos a bloggeros contestatarios, así que, consciente de que con ello estaba cuidando sus espaldas, accedí al corte de la relación virtual sin el menor rencor hacia ella.

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No importa que supuestamente la página social tenga un perfil con cierta privacidad. No importa que su Inicio sea sólo de ella y que sólo ella tenga derecho a ver los enlaces de sus contactos personales, no importa porque para nadie es secreto que en Cuba la red es monitoreada ilegalmente, que se revisan con total inmoralidad los correos personales y los archivos que entran y salen, que el Gran Hermano nunca duerme para que personas como M se vean obligadas a alejarse de los seres queridos que piensan diferente al régimen.

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Cuando finalmente se interrumpió el lazo con M a través de Facebook, una tristeza amarga me ganó la tarde. M debía fingir que ya no tenía nexos con un apátrida, con un mercenario pagado por el imperialismo, aunque me consta que seguimos siendo amigos cercanos, como lo soy de su hija que vive en Italia, y también me consta que un día volverá a recibirme en su casa del Vedado, que cargará y besará a mi hijo como siempre lo hacía, que comeremos espaguetis y nos reiremos de ese triste pasado dictatorial que tantas veces nos alimentó la pedestre hipocresía.

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lunes, junio 21, 2010

Cordiales, respetuosas y continuas.

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Así son las relaciones entre el gobierno de Cuba y el Vaticano, según declaraciones a la prensa del canciller Dominique Mamberti, luego de reunirse con nuestro devoto presidente vitalicio. “Fue un encuentro muy positivo”, dijo el de la sotana costosa, y no ha de ser de otra manera, si quien lo dice es el mismísimo representante del santo padre.


Nuestro piadoso gobierno, gracias a la intervención de monseñor Jaime Ortega, finalmente soltó a un preso político, Ariel Sigler – uno solito, medio muerto en una silla de ruedas, pero lo soltó, que es lo que vale – y con alma caritativa trasladó a otros para prisiones más cercanas a la casa – algunos, como Juan Carlos Herrera Acosta, fueron más cerca, en efecto, a una prisión peor y con menos acceso a las visitas familiares, pero bueno, la intención es lo que cuenta ¿no? – así que es de esperar que esta sagrada reunión entre la cúpula de la dictadura cubana y la cúpula de la dictadura religiosa universal haya transcurrido en un ambiente de camaradería y que hayan visitado algunos bonitos planteles educacionales, algún centro de investigaciones, que hayan visto una obra de teatro de La Colmenita con niños discapacitados y que la reunión cumbre fuese un buen marco donde conversar del medio ambiente, del aborto y el remozamiento de algunas parroquias.


Aunque no ha trascendido nada de los temas políticos que hablaron, si es que finalmente hablaron de algún tema político, es de presumir que nuestro generoso gobierno, piadoso por definición, en días posteriores anuncie que va a soltar a algunos otros prisioneros, preferiblemente uno o dos que ya estén muy cerca del Altísimo, y que trasladará a otros para un Castillo de If que comenzarán a construir en Cayo Granma, Santiago de Cuba, con ayuda de Venezuela.


Que el Señor se apiade de nosotros.


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sábado, junio 19, 2010

Una vez más, Virulo.

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Es difícil hilvanar recuerdos y emociones cuando se está delante de un ídolo de la juventud. Los héroes de mi adolescencia, sin discusión, fueron Bruce Lee y Virulo. El primero ya había muerto cuando supe de sus películas, pero el segundo sigue hoy tan vivo y tan original como en aquellos años en que llegaba yo de mi secundaria directo a poner “La historia de Cuba” en el tocadiscos.


Sentado muy cerca del escenario en el restaurante Está Cabral, compartía anoche con Doris y Emilio, matrimonio amigo, algo de estas viejas memorias, mientras comíamos chivichangas y aguardábamos la llegada del humorista. Si bien es cierto que a Virulo lo quieren mucho en México, lo que conocen de él suele comenzar en la obra posterior a su llegada a este país. Allá en la isla quedaron “El Chevy”, “La Guagua” y “El penetrado cultural”, y no hay manera humana de referir a los de acá, con justicia, la descomunal popularidad del espectáculo “La esclava vs. Árabe”, porque la mayoría ni siquiera recuerda a aquella telenovela mexicana que hace años compartió parodia con la serie brasileña en el enorme escenario del Karl Marx.


No creo puedan imaginar lo que para nosotros significó disfrutar en La Habana del Conjunto Nacional de Espectáculos, esa compañía heterodoxa que Virulo creó, y que lo mismo acogía a un actor ilustre como Carlos Ruiz de la Tejera, que catapultaba a la fama, como imprescindible comediante futura, a una bailarina como Carmencita Ruiz.


Convendría ser cubano, y más aún, habanero crecido en los ochenta, para aproximarse a aquella inefable sensación de alegría que significaba darse un salto hasta Miramar en la ruta 81, cada vez que Virulo estrenaba un espectáculo. Él y Héctor Zumbado, sin duda alguna, fueron las cabezas creadoras que mejor manejaron el humor de aquellas décadas cubanas. Ambos dejaron un inequívoco testimonio de los disparates sociales, de la absurdidad subyacente en el aparato estatal en una época de artificial holgura económica, una época con camisas Yumurí y latas de carne rusa que a veces tendemos a idealizar.


Alejandro García, Virulo, hace reír hoy a personas de diferentes nacionalidades. Sus humoradas, mezcla de bufo y stand-up comedy, entremezclan ahora códigos cubanos y universales que se sostienen, sobre todo, en los tantos años de residir en México, en las inevitables tradiciones comparadas, en la trascendencia ridícula de muchos de nuestros símbolos nacionales exportados, y en la reivindicación de nuestras más queridas raíces de guaracha y choteo criollo.


A la postre, si bien es ya difícil conversar con uno de mis ídolos de juventud, a no ser a través de una espiritista, con el otro sí fue todo un placer departir anoche en aquel espacio bohemio de Hermosillo, hablar de amigos comunes, de cosas alegres como las sanas locuras de Moisés Rodríguez o cosas tristes como el fallecimiento de Jorge Guerra. Virulo había divertido a un montón de mexicanos, y una vez más, yo regresaba a casa como colgado al estribo de la ruta 81, de Miramar a Marianao, tarareando feliz algún estribillo jodedor.


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viernes, junio 18, 2010

México lindo y querido.

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Mi abuela nunca estuvo en México, porque ni siquiera sacó jamás un pie de Cuba, pero quizás por el reflejo del cine, por ese aluvión de los años de oro que tanto impregnó a su generación, a veces me decía, con una certeza categórica: “Los mexicanos adoran a su país”.


Supongo que al escuchar con regularidad cosas como “México lindo y querido, si muero lejos de ti…”, desde el pecho tenor de un Jorge Negrete orgullosamente ataviado como charro, sería muy simple asimilar el cliché del mexicano con pistolas en la cintura y delante de mariachis, cantándole invariablemente a una patria mexicana llena de alegría tequilera y mujeres de largas trenzas tejidas con cintas de colores. Cada mañana en la casa de mi abuela se escuchaba Cantares de México en Radio Progreso, con aquel “Negrita de mis pesares, hojas de papel volando…”, el tema que siempre ponían íntegro y que sonaba como si Guadalajara estuviese metida completa en aquella salita de apartamento en Marianao.


Lo que mi abuela nunca supo, porque ni siquiera me consta que haya conocido personalmente a algún mexicano de carne y hueso, es que el sentido de pertenencia que tienen ellos hacia su nacionalidad, rebasa con mucho cualquier arquetipo cinematográfico, y que no siempre tiene que ver con charros o sombreros gigantes.


En el noroeste, donde vivo, apenas hay mariachis. Hay bandas gruperas con tuba, acordeón y baile a base de brinquitos, como las viejas polkas del country americano. Visten a la usanza vaquera, con botas picudas y camisa a cuadros, el calor les hace privilegiar la cerveza por sobre el clásico tequila, y no obstante ayer se subieron a un elevado en el centro de la ciudad, con banderas y matracas, a celebrar la victoria de México sobre Francia en el mundial de Sudáfrica. Estaban tan alegres que parecía que hubiesen ganado el campeonato. En el Zócalo de Ciudad México, en todas partes, se amontonaban vistiendo la camiseta verde de la selección, con banderitas mexicanas pintadas en la cara, y con un regocijo muy similar al del aniversario del Grito de Dolores. Todavía tarde en la noche los bares y clubes se desbordaban de paisanos alegres que aún no se quitaban la camiseta del Tri.


No sé si muchos habrían decodificado el visceral patriotismo de los mexicanos en el mega alarido nacional tras los goles del Chicharito y Cuauhtemoc, pero aún sin el fondo blanquinegro de violines, guitarrón, o la voz aterciopelada de Pedro Infante, ayer volví a comprobar cuánta verdad llevaba la afirmación de mi abuela, sostenida por la sabia intuición de un cine de barrio, de que los mexicanos, sobre todas las cosas, “adoran a su país”.


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jueves, junio 17, 2010

Declaración apócrifa de la Fiscalía General sobre caso del espía norteamericano.

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Para acallar a las voces vendidas al imperialismo que difaman a nuestro proceso revolucionario, vamos a esclarecer varios términos en torno al caso del espía norteamericano Alan Gross.


PRIMERO: El ciudadano norteamericano Alan Gross, connotado criminal entrenado por la CIA y Al Qaeda, torturador, asesino, batistiano, saboteador de eventos deportivos, ministro de una secta satánica, drogadicto, pedófilo, proxeneta, ensuciador del medio ambiente, aficionado al hip hop, mal hijo y golpeador de mujeres, fue sorprendido en plena labor terrorista dentro del territorio nacional, cuando proporcionaba a los apátridas de la oposición sofisticados medios de espionaje para con ellos minar a nuestro victorioso proceso revolucionario.


SEGUNDO: Los peligrosos y sofisticados medios que trataba de introducir en la isla (teléfonos celulares, memorias flash y laptops), son obras del demonio para que la gente se comunique y sepa lo que ocurre más allá de lo que le conviene saber. Los destinatarios eran judíos gusanos, esos mismos que hace apenas semanas cometieran genocidio de palestinos en el mar, los mismos que hace siglos crucificaran a Jesús de Nazareth, reconocido luchador por los derechos de los oprimidos.


TERCERO: Negamos rotundamente las malsanas acusaciones que nos hace la prensa enemiga, acerca de que este juicio es una venganza traída por los pelos que busca desquitarse el poco caso que nos han hecho con nuestros cinco héroes prisioneros del imperio, o que estemos planeando canjear al vil espía norteamericano por los cinco inocentes cubanos que sólo estaban vigilando un poco a la mafia de Miami.


CUARTO: El degenerado terrorista Alan Gross, no obstante ya tengamos comprobado que sus acciones constituyen delito grave en contra de nuestra revolución, y aún cuando ya tenemos redactada la sentencia por 150 años de cárcel, tiene garantizados sus derechos constitucionales, y han sido puestos a su disposición los mismos abogados de la defensa que tan meritoriamente trabajaron en la causa Nº 1, cuando fusilamos a Arnaldo Ochoa.


Con estos puntos dejamos claro que en Cuba no se violan los derechos de nadie, ni siquiera de un terrorista infame, diabólico, bribón, hijo de su mamá, embustero, amotinador, repartidor ilegal de celulares, malparido y jodedor como ese truhán de Alan Gross.

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Fiscalía General de la República de Cuba.

Junio 2010.


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sábado, junio 12, 2010

El MININT protege al pueblo de la lujuria imperialista.

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Una historieta instructiva donde se puede apreciar, desde el puesto de observación del Ministerio del Interior en la habanera esquina de Belascoaín y Jesús Peregrino, como miembros de nuestra gloriosa Policía Nacional Revolucionaria espían a elementos antisociales, y una vez revelado el delito – en este caso las lenguas penetrantes de dos lesbianas, probablemente asalariadas del imperialismo para resquebrajar la moral socialista de nuestro pueblo – no se escatima en el número de agentes ni en el costo de los medios para rescatar la estricta observancia de los principios revolucionarios.

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viernes, junio 11, 2010

Riflexiones del compañero Fidel Caxtro. El mameyazo al acecho.

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Publicadas en Prensa Latimba reproducimos aquí estas riflexiones del compañero Fidel Caxtro, por la importancia que revisten para la lucha de los pueblos oprimidos en pos de su liberación definitiva, y para los estudiosos de la psiquiatría geriátrica extrema.


El martes 8 de junio, o quizás el 4 de abril o el 31 de agosto ¿quién puede estar seguro de un detalle tan trivial?, escribí una reflexión acerca de sabe dios qué. El caso es que mi querido discípulo y guataca mayor, Randy Alonso, quien dirige la Mesa Redonda en la televisión y me trae los chismes del Comité Central, comenzó su programa a las 6:30, y como es habitual, cuando la población está viendo otro canal, se puso a departir con los otros comemierdas útiles de la mesa, y como ninguno tiene mi larga experiencia en la arena política, terminaron hablando mojón sobre un asunto que tiene que ver con Irán, y que ahora mismo me matas y no me acuerdo cuál era.


Pero hay una cosa de la que sí me acuerdo: yo tenía la razón. Ni siquiera me tengo que acordar de eso porque yo siempre tengo la razón. Pero como estoy en la casa con un tubo de plástico metido en el fotingo, no puedo coger el Mercedes y aparecerme en el estudio y pasármela hablando hasta las dos de la mañana, como hacía en los buenos tiempos, me tuve que recondenar la existencia aquí en el Punto G, o sea, en el Punto Cero, y lamentando que en el ICRT no hubiese nadie siquiera con la mitad de mi inteligencia informando al pueblo de Cuba.


Quise escribir unas riflexiones para el Granma y Cubaremate, pero cuando los llamé me dijeron que hacía sólo media hora que les había mandado una, que la imprenta sólo aguantaba el peso de una riflexión mía por semana, y que en la página digital no daban abasto para borrar los comentarios negativos que mis enemigos, o sea, los agentes de la CIA diseminados por todo el mundo y a los que nadie les controla la internet, ponían alevosamente.


Así que guardé mis opiniones para después, mientras veía en CNN como en el Consejo de Seguridad de la ONU votaban en contra de la revolución y en contra de Irán, a no ser la hermosa mano de la delegada brasileña que se opuso a semejantes embustes del imperialismo. Pensaba entonces en la crisis de octubre, y en la esposa de aquel escolta mío que estaba tan buena, la esposa del escolta que metí preso por sospechas de ser espía del norte... Mandé a pedir el teléfono de aquella delegada brasileña tan atractiva, pero mi mujer me recordó que ya no estábamos en los años setenta, que Lula tenía prioridad sobre sus delegadas y que yo apenas podía ya mear dentro de la taza. Al menos me quedó en la mente aquella frase lapidaria que dijo mi amigo Luiz Inacio, sobre que las sanciones aprobadas eran impuestas “por quienes creen en la fuerza y no en el diálogo”. Eso a mí me encanta, siempre que no se hable de un diálogo mío con la oposición, que ahí sí que no entro en razones y le meto treinta años por la cabeza a Mahoma.


Pero lo que tienen los yanquis con Irán sí que no tiene nombre. Yo soy muy amigo de Mahmud Ahmadineyad, y no me gusta que se metan con mis amigos, sobre todo con los que me regalan petróleo. Mi mujer me dijo el otro día que tuviera cuidado, que cada vez que me hago amigo de un presidente, al final el tipo siempre se destapa como traficante, mafioso, genocida o pederasta, y su pueblo lo quiere linchar, pero eso no va a pasar con este amiguito mío de Irán, que nunca ha tenido una manifestación en contra, ni sus policías han tenido que reprimir o matar jóvenes ni nada de eso. Eso sí, lo que le hicieron los judíos a los árabes en el mar, estuvo muy feo. Y yo no me llevo mal con los judíos, a no ser cuando a principios de la revolución les expropié un montón de bienes, inmuebles, empresas y boberías de ese tipo, y yo no sé por qué, se pusieron cabrones conmigo. Fuera de eso sólo les he manifestado alguna que otra ofensita semanal. Pero esto de ahora ya fue demasiado, ¿qué cosa es eso de atacar a la gente en el mar, eh? ¿Qué cosa es eso de dispararle a un grupo de ayuda humanitaria? ¡A los seres humanos no se les dispara en alta mar! ¡Se les empuja con chorros de agua hasta que se ahoguen, caramba ¿cuándo van a aprender esos judíos nazis a hacer bien las cosas?!


Y ahora el mulatico ese, el tal Obama, se aparece con eso de que le van a apretar las tuercas a Irán. Vamos a ver si cuando en Cuba nos pongamos a enriquecer uranio, se van a poner igual de belicosos. Obviamente, eso en este país nunca va a pasar. En nuestra patria socialista no se va a enriquecer ningún uranio, que aquí no se puede enriquecer nadie sin mi consentimiento.


Fidel Caxtro

10 de junio de 1959.

No, coño, perdón, del 2010.


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jueves, junio 10, 2010

Fiebre de tijeras en La Habana.

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No conformes con haber picoteado a la provincia Habana, ahora también van a sacarle municipios a la capital para incorporarlos a la casi estrenada provincia de Mayabeque.

Durante el Pleno Extraordinario del Partido Comunista en Ciudad de la Habana, el vicepresidente Machado Ventura esgrimió una vez más las tijeras de la Nueva División Político Administrativa, y dejó claro que Guanabacoa, Cotorro y Habana del Este ya no van a ostentar más el gentilicio de “habaneros”, sino que en breve serán denominados “mayabequenses”.


Han de estarse divirtiendo más que un niño de preescolar, tijeras en mano y haciendo trizas la tradición y la identidad de los capitalinos. No es posible que un cubano adulto en sus cabales resuelva que la Villa de Nuestra Señora de la Asunción de Guanabacoa, fundada en junio de 1554 por acuerdo del cabildo de San Cristóbal de La Habana, una porción de suelo habanero de donde emergieron figuras tan notorias como Pepe Antonio, Lecuona, Rita Montaner y Bola de Nieve, de la noche a la mañana vaya a formar parte del ridículo mote “Mayabeque”. No es posible que la fortísima carga de tradición religiosa afrocubana que aporta Guanabacoa al folclor habanero, sea separada de su raíz por un cubano natural, a no ser que la senectud lo tenga ya patinando en el disparate, y orinando cada noche las sábanas de la historia.


Machado Ventura, en sus delirios seniles (delirios compartidos con la mayor parte de los gerontosaurios del gobierno cubano), ignora que Guanabacoa es y seguirá siendo parte de La Habana, lo mismo que El Cotorro, ciudad condal de Santa María del Rosario, y no quiero imaginar siquiera que por su cabeza pelona haya pasado la idea de que Habana del Este se pueda convertir en Mayabeque del Este.


Por desgracia no hay señales, hasta el momento, de que la diversión de estos señores vaya a terminar. En cualquier momento a uno de estos viejitos se le puede ocurrir volver a nombrar a Santiago de Cuba como capital del país, como lo fue hasta 1556, en honor al Cuartel Moncada o previendo ataques de corsarios, piratas y filibusteros.


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martes, junio 08, 2010

Divide y vencerás.

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La provincia Habana, que viene siendo a la capital cubana algo así como el Estado de México al DF (salvando las dimensiones), acaba de ser oficialmente disuelta. A falta de otra cosa más inteligente que hacer para salvar a la depauperada economía del país, se les ha ocurrido la grandiosa idea de partir a La Habana en dos, y duplicar así a los burócratas y los sistemas de control. Las nuevas provincias son: Artemisa – no podía ser de otra manera, si en el pueblito que lleva ese nombre se gestó el movimiento 26 de Julio, recordemos como en el año 76, al dividir en varios pedazos a la antigua Oriente, una de las nuevas provincias fue bautizada con el nombre del yate que los trajo a la isla veinte años antes, el Granma – y la otra sería Mayabeque, como el río que pasa por Güines y como la playa en Güira de Melena. No recuerdo nada revolucionario en la historia de esos dos Mayabeques, pero algo debe haber por ahí, no lo duden.


Me pregunto qué suerte correrá el equipo Habana, y cómo se organizará la próxima serie nacional, que tenía un número par cerrado (contando a la Isla de Pinos, que no es provincia, y a los Metros como el segundo de Ciudad Habana), pero más me preocupa como en aquel territorio se duplicarán, cual células procariotas al reproducirse, las instancias provinciales del partido, el gobierno, la UJC, el sindicato, la FMC, los CDR, las MTT y tantas otras, con el consiguiente racimo duplicado de dirigentes que no trabajan y que sólo están destinados al control ideológico de la nación.


El próximo paso, aventuro, será dividir a Pinar del Río en dos provincias: Viñales y Guajaibón. Matanzas en tres: Varadero, Yumurí y Limonar. Cienfuegos en cuatro: Cumanayagua, Arimao, Manacas y Paradero de Camarones. Villa Clara en dos: Manicaragua y Estadio Augusto César Sandino. Sancti Spíritus en tres: Trinidad, Jatibonico y Héroe de Yaguajay. Ciego de Ávila en dos: Morón y Ciro Redondo. Camagüey en cuatro: Vertientes, Camagüey, Florida y Tinajón. Las Tunas en tres: Puerto Padre, Majibacoa y Central Amancio Rodríguez. Granma también en tres: Bayamo, Manzanillo y Pachi Naranjo. Holguín en cinco: Calixto García, Frank País, Urbano Noris, Rafael Freyre y Ramón Castro. Santiago de Cuba en dos: Padre Pico y La Trocha. Finalmente Guantánamo se queda como una sola provincia porque ya está dividida con la Base Naval, y la Isla se subdividirá en siete municipios especiales, sólo cambiando el nombre de Isla de la Juventud por Isla Desierta.


No cabe duda de que será una buena estrategia para salvar a la patria, la revolución y el socialismo.


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martes, junio 01, 2010

Los años de Cubanacán.

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Aquellos fueron años felices, con todo y la crisis económica. Impartir clases en la Escuela Nacional o en el Instituto Superior de Arte se volvió para muchos de nosotros una especie de refugio, un microcosmos donde la vida parecía funcionar con otras reglas. Pasábamos muchas horas enseñando, conviviendo, apasionándonos con mayor o menor fe y sentido de la verdad.

Cubanacán, aquella localidad habanera que agrupaba al grueso de las escuelas de arte, se volvió un influjo difícil de resistir. Los salarios ya se habían vuelto estipendios simbólicos, pero no íbamos allí a trabajar por el dinero. Es más, a la vuelta del mes, era normal descubrir que habíamos gastado más en el transporte al trabajo que la magra cantidad que traía el sobre de los honorarios. Íbamos a Cubanacán porque allí se podía jugar a que la existencia misma y el arte podían ser algo alternativo al deprimente espíritu de los noventa en La Habana.


Los muchachos en la Escuela de Teatro venían de cualquier parte del país. Dormían, comían y tenían mucho sexo en los cubículos del albergue, cada uno con dos literas desvencijadas, unas taquillas de cartón tabla donde guardar lo poco que tenían y alguna mesita vieja que a veces podía tener su cocinita eléctrica encima, invitando al corto circuito con sus resistencias oxidadas. Pasaban muchas horas entrenando y ensayando para los exámenes, y en el tiempo libre se aventuraban a los espacios culturales de una ciudad caótica, moviéndose como podían, desde el paradero de las guaguas con unas colas kilométricas o saliendo a la 5ta Avenida a conseguir aventón.


La alegre promiscuidad también ayudaba a que nos confundiésemos alumnos y profesores. Los maestros más viejos ya habían comenzado a desistir del sacrificio mal retribuido, y las cátedras comenzaban a poblarse de jóvenes con poco tiempo de graduados. Éramos una masa humana con las jerarquías sólo identificables dentro de la clase y a la hora de adjudicar o recibir calificaciones. Fuera del aula éramos los mismos jóvenes inseguros, hormonalmente irresponsables, tarados y despolitizados. Un buen sexo detrás del escenario oscuro, en medio de un apagón, era más interesante que preguntarnos qué diablos estaba pasando con la utopía marxista.


Hoy día muchos de nosotros, en otras partes del mundo y ya con la suficiente madurez y el compromiso legal que imposibilita el sexo con alumnas, aún impartiendo clases similares, sabemos que nada va a compararse jamás con aquel universo surreal, idealista, humilde y feliz de Cubanacán.


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Yaíma Alé, hoy emigrada en Tampa, actuando en mi montaje El Circo
de la Vida, en una de las aulas de Cubanacán. La obra fue luego estrenada
en el Guiñol Nacional de Cuba, a escondidas de la directora de la escuela,
un cuadro del partido que estaba negada a que los estudiantes se vinculasen al
mundo real del teatro.
La foto cabecera pertenece a un examen de Sergio Barreiro, camarada
muy apegado a Cubanacán (hoy radicado en España), pocos años después,
en un espacio muy alternativo al fondo de la escuela.

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