miércoles, octubre 05, 2011

Extrema izquierda: de la candidez a la violencia.

La juventud es por naturaleza rebelde y redentora, pero lo que pasa por la cabeza de un joven artista de la extrema izquierda, sigue siendo un misterio para mí. A no ser que extrapole conductas recientes a sus homólogos de otras épocas, aquellos que me son más familiares y que también fueron jóvenes y rebeldes en alguna ocasión del siglo pasado.

Pablo Hasél, rapero de Lleida – una ciudad española a medio camino entre Barcelona y Zaragoza – ha sido detenido esta semana bajo supuestos cargos de exaltación al terrorismo. Aunque al parecer ya ha sido puesto en libertad provisional sin fianza, muchos jóvenes que lo apoyan han circulado documentos en pro de su liberación o se han manifestado públicamente en su favor, y mayormente se maneja la idea de que las autoridades españolas han cometido una violación en contra de la libertad de expresión del músico.

Probablemente lleven razón, y los complejos mecanismos políticos ibéricos le estén pasando la cuenta de sus propios errores a un artista de apenas 22 años. Pero desde la distancia centroamericana, y luego de saber que un cubano residente en España fue también detenido – y liberado de igual forma – presuntamente por pertenecer a Al Qaeda y estimular al terrorismo en páginas de internet, resulta un poco más delicado establecer un cotejo, inclinando únicamente la balanza hacia la victimización del presunto culpable.

Las agencias han reportado que las autoridades ubicaron el origen de frases aparecidas en la red como "merece que explote el coche de Patxi López", "que alguien clave un piolet en la cabeza de José Bono", "los GRAPO eran defensa propia ante el imperialismo y su crimen”, "no me da pena tu tiro en la nuca, pepero", "quienes manejan los hilos merecen mil kilos de amonal", "pienso en balas que nucas de jueces nazis alcancen"…, y que por momentos parecen resaltar en una producción musical que, poéticamente apreciable, también explora temas de amor, drogas, depresión y demás recurrencias habituales de la contracultura y la indocilidad juvenil, todas en el IP y archivos personales de Hasél.

La razón de esta reflexión aparece, no sólo porque la eventual cantata a grupos terroristas como la ETA o los GRAPO puede resultar de una ingenuidad altisonante (cuando se recurre a ello como protesta por el terrorismo de estado que ha promovido el gobierno norteamericano, muchas veces apoyado por el gobierno español, como si el terrorismo “pequeño” – o local – fuese menos terrorismo que el bombardeo a una ciudad iraquí), sino también porque algunos de estos artistas de izquierda, en su cruzada en contra del capitalismo, confunden al marxismo con las guerrillas y a Fidel Castro con el Mesías.

En una entrevista que aparece en la web de izquierda Kaos en la Red, Pablo Hasél no sólo alaba directamente a los GRAPO (Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre), quienes, sin necesidad de distorsiones mediáticas se han hecho de una amplia y merecida fama como luchadores violentos y criminales, sino que, con una opinión espléndidamente cincelada por la maquinaria propagandística del gobierno cubano, y a raíz de una pregunta sobre presos políticos españoles, dice: “…la inmensa mayoría de los pre$os (sic) cubanos, si no todos, son mercenarios recibiendo subvenciones de los USA. En cualquier otro país estaría penado con cadena perpetua -o de muerte en caso de los mismos USA- el hecho de ayudar a un país enemigo que está imponiendo un bloqueo brutal”…

La manera en que el agitador etiqueta a los presos políticos cubanos rebasa cualquier análisis serio, y únicamente deja colgando en el aire esa extraña sensación de que, incluso aquellos que alardean de no ser manipulados por el poder de sus gobernantes, pueden ser convertidos, sin saberlo, en papagayos o marionetas de un gobierno ajeno, siempre que este contribuya a alimentar sus propios patrones ideológicos, y lo peor, se vuelven cómplices ingenuos de un estado represor que encarcela a sus opositores con la misma impunidad que tanto le critican a su propio sistema, el español.

Para muchos resulta insólito que el pensamiento revolucionario actual en países hispanos se aferre aún a los mitos y axiomas ideológicos de la dictadura cubana. Muchos consideran incongruente que las Madres de Plaza de Mayo apoyen a los Castro y al mismo tiempo no reconozcan a las Damas de Blanco, o que jóvenes antifascistas como Pablo Hasél se inclinen por legitimar a un estado lleno de vetas fascistoides y abrace un comunismo de ribetes anarco-terroristas en franco desconocimiento de la historia, los garrafales despropósitos de la lucha de clases y la cara tras la máscara de sus modernos seguidores estalinistas. No todos tienen la madurez, o la entereza de reconocer la realidad cubana, como ya la tuvieron muchos viejos rebeldes españoles como Joaquín Sabina (a quien el muchacho señala en la misma entrevista como una de sus inspiraciones capitales), Serrat, Ana Belén y Víctor Manuel, a argentinos como Fito Páez y Mercedes Sosa, o también cubanos como Pablo Milanés. No todos los izquierdistas que entienden a la rebelión armada (o la muerte consciente a otro ser humano) como una herramienta válida de cambio social, están listos para comprender que aquellos que hace muchos años fueron guerrilleros hoy se han vuelto dictadores que aplastan a sus compatriotas esa misma libertad de expresión que ahora reclaman, a propósito del rapero detenido, a las puertas del ayuntamiento de Lleida.

Quizás este joven compositor madure alguna vez y, si antes no es arrastrado por el encanto fatal de las drogas – pues no creo que en verdad sus poses de violencia vayan más allá de frases irresponsables, ni que la apología a grupos terroristas implique militancia activa – los jóvenes idealistas que hoy lo siguen y que sueñan con el mejoramiento de una sociedad moderna que se rige por sus propias leyes históricas, probablemente terminarán pensando como uno de los personajes de aquella extraordinaria película española, Noviembre, cuando decía: “Nosotros queríamos cambiar al mundo, y desde luego no lo conseguimos. Ahora lo que intento es que el mundo no me cambie a mí…”

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Muchos raperos españoles como Pablo Hasél, aún no caen en cuenta de que sus homólogos, sus "compañeros" en Cuba no son el gobierno de los Castro, sino, oh sorpresa, ¡los raperos cubanos!

6 comentarios:

Jorge Ignacio dijo...

Si el joven cantor Pablo Hasél leyera esto lo primero que rectificaría es que LLeida no es una ciudad española, sino catalana. El nacionalismo catalán, muchas veces, está ligado a esa izquierda extrema muy bien dibujada en este texto. Tienes razón, estimado Rodrigo, estos muchachos no saben bien ni lo que dicen, pero repiten postulados por mimetismo, en principio como forma reivindicativa anti-sistema. Si ir más lejos, el barrio de Gràcia, en el centro de Barcelona, es territorio de jóvenes anti-sistema, pero son buena gente, bebedores de cerveza, amantes de las terrazas al aire libre, de los perros sin pedigrí y de los cigarritos de María. A veces he coincidido con algunos de ellos y no he intentado aclararle el mito de la Revolución Cubana. Les aguaría la fiesta y me la aguaría a mí, que me ha costado mucho abandonar definitivamente aquella isla. Un saludo cordial desde Barcelona.

Diego dijo...

Viva Castro y viva Hasél!

Rodrigo Kuang dijo...

Diego, esto no es una tribuna. Aquí se usan ideas, conceptos, razonamientos. Si vas a reverenciar al tirano ególatra que hizo pedazos a mi país, hazlo con argumentos, no con consignas. Gánate el respeto de tu interlocutor con lógica, no sólo con dogmas.

Anónimo dijo...

Mira Rodrigo, los últimos minútos, a mi parecer dicen mucha de la verdad de Hasél y denotan mi marcada diferencia con tu publicación. Chécalo y reitero mi "sin izquierda radical y sin derecha declarada"

http://www.youtube.com/watch?v=d57izywsTzw

Alain dijo...

He visto el link que ha dejado el comentarista anterior. Lo que dice en los minutos finales es un razonamiento lógico, en un país con problemas serios de doble moral. Pero lo que dice en el resto de los minutos sigue apoyando la tesis de este post (en lo relacionado con Cuba y con el supuesto socialismo), y sigue apoyando la idea de que este chaval es un inmaduro, un olímpico desconocedor de los matices obscuros del totalitarismo comunista.
No se da cuenta de que, si a él se lo llevaron preso mostrándole identificaciones, en La Habana se llevaron al grafitero El Sexto en un Lada con chapa particular, tipos vestidos de civil, el artista marginal con una capucha en la cabeza, y desapareció una semana sin que nadie supiera dónde estaba. Él defiende a unos cabrones poderosos que hacen lo mismo con sus paisanos que lo que hicieron con él, o peor. Critica a los que censuran en su tierra, pero defiende a quienes censuran y golpean en la nuestra a los disidentes que para él son mercenarios, no inconformes o "indignados" como los que protestan en España.
También creo que no es terrorista, es sólo un jovencito con lagunas ideológicas, que a falta de algo mejor, se aferra al comunismo para buscar justicia y para ir a contracorriente de la derecha.

Diego dijo...

Primero, Hasel tiene una idea ERRÓNEA de Cuba y tiene una idea mas ERRÓNEA de lo que es vivir en un país comunista, Hasel cree que conoce Cuba porque lee un periódico o ve televisión y dan una noticia de Cuba es la verdad, los medios de Cuba solos son unos envolvedores de la verdad que la tapan no todo es cierto, Hasel es un gran rapero revolucionario pero erra de lleno porque al apoyar a Castro un dictador no tendria sentido, LOS ALDEANOS son mejores que Hasel porque creerle a un jodido español que ni a pisado tierra cubana? Los aldeanos son cubanos hablan la realidad!