
Señor, ante todo, perdónanos por exigirte a ti lo que no hemos sido capaces de obligar a hacer a los que te han sustituido en Cuba por medio siglo, pero llegó el momento de ponernos duros contigo también y hacer unas cuantas murumacas a ver si te acuerdas de que creaste una isla en el Caribe que luego abandonaste a su suerte.
Devuélvenos señor, la dignidad que perdimos. Haz que se detenga el eterno peregrinar de los cubanos por el mundo. Nosotros no somos el pueblo hebreo, no te hicimos nada malo, no nos castigues en cada aduana de aeropuerto, no nos hagas avergonzarnos más por llevar pasaporte cubano. Danos de una vez la tan cacareada reforma migratoria o, en su defecto, envíanos a alguien que nos parta el mar en dos.
Otorga a los políticos de Cuba la serenidad para entender que el único Dios verdadero es el Pueblo, que es tu voz, que no se debe adorar imágenes de falsos profetas, aunque tengan barbas y los coreen multitudes. Regala a los ministros el valor suficiente para no aplaudir automáticamente a los apóstatas, para cambiar todo lo que deba ser cambiado y que nuestra gente por fin tenga su litro de leche diario, su pan de cada día con grasita y el peso justo, su vino agrio en moneda nacional y los abundantes peces de su propio mar, que ya están multiplicados y sólo necesitamos que alguien nos los lleve hasta la mesa.
Danos internet y regrésanos el bistec. Que ningún fariseo nos maltrate o encarcele por decir lo que pensamos. Que no nos llamen más mercenarios por escribir nuestras verdades. Ayúdanos a conservar un sistema justo de salud y educación, pero permítenos poner franquicias, tiendecitas y comercios que acaben de una vez con el mercado negro y den felicidad los sábados en la tarde. Alumbra a los economistas para que liquiden la doble moneda y los salarios de un mes alcancen más allá de tres días.
Señor, danos la resignación por tantos años perdidos y entereza para enfrentar los años que se acercan. Ya sabemos que estás bastante ocupado con el Medio Oriente, pero tienes más responsabilidad con nosotros, que no somos musulmanes, aunque te mezclemos a cada rato con el panteón yoruba, y eso te encabrone.
Dios todopoderoso, tú que nos enseñaste a amar al prójimo como a nosotros mismos, danos este año la pequeña licencia de desearle la muerte sólo a uno de tus hijos. Ya sabes de quién te hablamos, lo que se sabe no se pregunta. No tiene que ser una muerte cruel ni dolorosa, conque se acabe de morir de una puñetera vez, así sea en la paz de su opulento hogar, es suficiente.
Cincuenta y un años ya es bastante, señor. Está bueno ya. Por favor, ponte para las cosas, padre nuestro que estás en los cielos.
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Devuélvenos señor, la dignidad que perdimos. Haz que se detenga el eterno peregrinar de los cubanos por el mundo. Nosotros no somos el pueblo hebreo, no te hicimos nada malo, no nos castigues en cada aduana de aeropuerto, no nos hagas avergonzarnos más por llevar pasaporte cubano. Danos de una vez la tan cacareada reforma migratoria o, en su defecto, envíanos a alguien que nos parta el mar en dos.
Otorga a los políticos de Cuba la serenidad para entender que el único Dios verdadero es el Pueblo, que es tu voz, que no se debe adorar imágenes de falsos profetas, aunque tengan barbas y los coreen multitudes. Regala a los ministros el valor suficiente para no aplaudir automáticamente a los apóstatas, para cambiar todo lo que deba ser cambiado y que nuestra gente por fin tenga su litro de leche diario, su pan de cada día con grasita y el peso justo, su vino agrio en moneda nacional y los abundantes peces de su propio mar, que ya están multiplicados y sólo necesitamos que alguien nos los lleve hasta la mesa.
Danos internet y regrésanos el bistec. Que ningún fariseo nos maltrate o encarcele por decir lo que pensamos. Que no nos llamen más mercenarios por escribir nuestras verdades. Ayúdanos a conservar un sistema justo de salud y educación, pero permítenos poner franquicias, tiendecitas y comercios que acaben de una vez con el mercado negro y den felicidad los sábados en la tarde. Alumbra a los economistas para que liquiden la doble moneda y los salarios de un mes alcancen más allá de tres días.
Señor, danos la resignación por tantos años perdidos y entereza para enfrentar los años que se acercan. Ya sabemos que estás bastante ocupado con el Medio Oriente, pero tienes más responsabilidad con nosotros, que no somos musulmanes, aunque te mezclemos a cada rato con el panteón yoruba, y eso te encabrone.
Dios todopoderoso, tú que nos enseñaste a amar al prójimo como a nosotros mismos, danos este año la pequeña licencia de desearle la muerte sólo a uno de tus hijos. Ya sabes de quién te hablamos, lo que se sabe no se pregunta. No tiene que ser una muerte cruel ni dolorosa, conque se acabe de morir de una puñetera vez, así sea en la paz de su opulento hogar, es suficiente.
Cincuenta y un años ya es bastante, señor. Está bueno ya. Por favor, ponte para las cosas, padre nuestro que estás en los cielos.
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Amén.
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