La noticia que hoy divulgan las agencias parece haber dado por terminada la campaña Jama y Libertad, cuando en verdad Juan Carlos (Pánfilo) González Marcos, permutado de jaula – desde una que le prometía dos años, hasta otra, menos cruda, de sólo 21 días en el Hospital Psiquiátrico de La Habana para recibir tratamiento por alcoholismo – apenas inicia un camino de reclamos globales por la libertad de expresión en Cuba.
No sólo habían apresado a Pánfilo, sino también al libre albedrío al que cualquier ciudadano tiene derecho en una sociedad civilizada. Mucho aplaudimos el desenlace feliz de tan vejatoria injusticia, el éxito de haber elevado la voz todos juntos, pero la excarcelación del lúcido beodo no fue un acto de generosidad del estado todopoderoso, mucho menos un gesto complaciente a la opinión discrepante, esa liberación fue apenas la salida desesperada a una coyuntura política que, además de implicar una campaña con tres mil firmas, puso el parche antes de que el polémico concierto Paz Sin Fronteras, de Juanes y compañía, trajese consigo alguna observación incómoda respecto al más obvio – y famoso – de los despropósitos recientemente cometidos por el aparato represor.
Cuando incluso un incondicional como Amaury Pérez declarase públicamente, en una entrevista para el canal 41, que “fue un disparate encarcelar a Pánfilo”, los verdugos no podían darse el lujo de mantenerlo prisionero, jugándose la posibilidad de alguna opinión incómoda durante la celebración del tan llevado y traído concierto.
Pánfilo ahora ya no es más un borracho del Vedado convertido casualmente en símbolo de la censura. Pánfilo es el pueblo cubano, el humilde pueblo que reclama Jama y Libertad sin condiciones, sin amenazas, sin castigos arbitrarios. Pánfilo es ahora una caricatura satírica, un heredero de la dinastía de los Liborios, Bobos y Loquitos. Panfilorio, Bobófilo, Panfiloquito.
Pánfilo somos nosotros.
No sólo habían apresado a Pánfilo, sino también al libre albedrío al que cualquier ciudadano tiene derecho en una sociedad civilizada. Mucho aplaudimos el desenlace feliz de tan vejatoria injusticia, el éxito de haber elevado la voz todos juntos, pero la excarcelación del lúcido beodo no fue un acto de generosidad del estado todopoderoso, mucho menos un gesto complaciente a la opinión discrepante, esa liberación fue apenas la salida desesperada a una coyuntura política que, además de implicar una campaña con tres mil firmas, puso el parche antes de que el polémico concierto Paz Sin Fronteras, de Juanes y compañía, trajese consigo alguna observación incómoda respecto al más obvio – y famoso – de los despropósitos recientemente cometidos por el aparato represor.
Cuando incluso un incondicional como Amaury Pérez declarase públicamente, en una entrevista para el canal 41, que “fue un disparate encarcelar a Pánfilo”, los verdugos no podían darse el lujo de mantenerlo prisionero, jugándose la posibilidad de alguna opinión incómoda durante la celebración del tan llevado y traído concierto.
Pánfilo ahora ya no es más un borracho del Vedado convertido casualmente en símbolo de la censura. Pánfilo es el pueblo cubano, el humilde pueblo que reclama Jama y Libertad sin condiciones, sin amenazas, sin castigos arbitrarios. Pánfilo es ahora una caricatura satírica, un heredero de la dinastía de los Liborios, Bobos y Loquitos. Panfilorio, Bobófilo, Panfiloquito.
Pánfilo somos nosotros.
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3 comentarios:
No me gustó para nada que se le hiciera una canción a Pánfilo en tiempo de conga, con gozadera incosciente incluida, pero valió la pena la campaña. Estoy de acuerdo contigo en la maniobra de la liberación de Pánfilo de cara al concierto de Juanes. Soy escéptico, amigo mío. No creo que ese concierto sirva de nada importante sino para distraer a la gente. Esa técnica es más vieja que la sarna. Un abrazo y buen fin de semana, tocayo.
Tal vez el concierto no libero a Juan Carlos, si las firmas y los blogs en pleno alboroto, pero la coyuntura fue propicia. Ahora veremos que resaca deja este evento multitudinario, mas hambre, mas desolación, mas abandono, hasta el proximo circo para entretener a la masa entusiasta.
Tal vez el concierto no libero a Juan Carlos, si las firmas y los blogs en pleno alboroto, pero la coyuntura fue propicia. Ahora veremos que resaca deja este evento multitudinario, mas hambre, mas desolación, mas abandono, hasta el proximo circo para entretener a la masa entusiasta.
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