En última instancia, cuando se expulsa a un estudiante de su universidad por tener un blog contestatario, o cuando se le niega tratamiento a un opositor apaleado por la policía, va quedando claro que esas “conquistas revolucionarias” no son para cualquier cubano, sino sólo para aquellos que apoyan a la tiranía.
Wendy Iriepa ha sido expulsada del CENESEX (Centro Nacional de Educación Sexual), la misma institución, dirigida por la princesa Mariela Castro, que hace unos años le propició un cambio de sexo y la utilizó en disímiles tribunas como un ejemplo de la buena voluntad del gobierno cubano. Wendy aparece en múltiples artículos nacionales e internacionales, mostrando su agradecimiento al centro que la acogió, le dio trabajo y le mostró sus derechos como ciudadana.
Pero, como que esta bondad castrista no es incondicional, sino atada con cadenas a la ideología del régimen, Wendy cayó en desgracia cuando tuvo la mala idea de relacionarse íntimamente con un miembro del Observatorio Cubano de los Derechos LGTB (Lesbianas, Gays, Transgéneros y Bisexuales), un movimiento independiente que no sólo jamás ha sido bien visto por las autoridades, sino que sus reuniones son habitualmente acompañadas de golpizas y detenciones.
Los derechos y beneficios que otorga el CENESEX son sólo para aquellos gays, lebianas, travestis o transexuales que acepten llevar en sus manos una foto de Fidel Castro o un cartel por la libertad de los cinco espías, en las manifestaciones controladas por la dinastía. Los que tengan la osadía de disentir, o apenas relacionarse con disidentes, seguirán siendo los mismos maricones de mierda que Fidel Castro, tío de la Infanta Mariela, siempre persiguió y encarceló en aquellas gloriosas épocas de hegemonía machista-leninista.
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1 comentario:
"dentro de lo que yo digo TODO, fuera de lo que yo quiero NADA"
Pobre muchacha, no "agradeció" lo suficiente, tiene que doblegarse eternamente.
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