Al parecer, la alianza del mal, Estados Unidos e Israel, decidieron darle una tregua a los buenos de la película, los inmaculados Irán y Corea del Norte. Y lo hicieron sólo para hacer quedar mal al comandante Fidel Castro. Está muy claro que, con tal de que el lúcido primer secretario del partido quedara como un desatinado senil dominado por las ansias de holocausto, decidieron posponer el intercambio de misiles para otra ocasión mejor - ¿las olimpiadas del 2012? ¿El próximo mundial, en el 2014? ¿La gira de Enrique Iglesias? – y con ello han perdido, tal y como dijese el propio comandante en su más reciente reflexión, una “extraordinaria oportunidad” para “mantener apartadas las mentes de la inmensa mayoría de los habitantes del planeta de sus problemas fundamentales”…
Ni siquiera Paul, el pulpo que se anticipó a los triunfos del mundial con un impresionante récord de aciertos, habría podido vaticinar mejor el desenlace de la civilización humana. No obstante, el médium molusco cefalópodo podría resultar un excelente asesor para nuestro máximo líder, mucho mejor que los consejeros que actualmente lo acompañan, esos que ni se molestan ya en impedir que escriba sus macabras chocheras, y definitivamente mucho más inteligente que aquellos izquierdosos trasnochados que le dejan comentarios laudatorios en Cubadebate.
Quizás comiencen a criar pulpos en el búnker de Punto Cero, traídos desde la hermana república sudafricana, para la paulatina sustitución de los integrantes del Grupo de Apoyo del Comandante en Jefe.
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