Publicadas en Prensa Latimba reproducimos aquí estas riflexiones del compañero Fidel Caxtro, por la importancia que revisten para la lucha de los pueblos oprimidos en pos de su liberación definitiva, y para los estudiosos de la psiquiatría geriátrica extrema.
El martes 8 de junio, o quizás el 4 de abril o el 31 de agosto ¿quién puede estar seguro de un detalle tan trivial?, escribí una reflexión acerca de sabe dios qué. El caso es que mi querido discípulo y guataca mayor, Randy Alonso, quien dirige la Mesa Redonda en la televisión y me trae los chismes del Comité Central, comenzó su programa a las 6:30, y como es habitual, cuando la población está viendo otro canal, se puso a departir con los otros comemierdas útiles de la mesa, y como ninguno tiene mi larga experiencia en la arena política, terminaron hablando mojón sobre un asunto que tiene que ver con Irán, y que ahora mismo me matas y no me acuerdo cuál era.
Pero hay una cosa de la que sí me acuerdo: yo tenía la razón. Ni siquiera me tengo que acordar de eso porque yo siempre tengo la razón. Pero como estoy en la casa con un tubo de plástico metido en el fotingo, no puedo coger el Mercedes y aparecerme en el estudio y pasármela hablando hasta las dos de la mañana, como hacía en los buenos tiempos, me tuve que recondenar la existencia aquí en el Punto G, o sea, en el Punto Cero, y lamentando que en el ICRT no hubiese nadie siquiera con la mitad de mi inteligencia informando al pueblo de Cuba.
Quise escribir unas riflexiones para el Granma y Cubaremate, pero cuando los llamé me dijeron que hacía sólo media hora que les había mandado una, que la imprenta sólo aguantaba el peso de una riflexión mía por semana, y que en la página digital no daban abasto para borrar los comentarios negativos que mis enemigos, o sea, los agentes de la CIA diseminados por todo el mundo y a los que nadie les controla la internet, ponían alevosamente.
Así que guardé mis opiniones para después, mientras veía en CNN como en el Consejo de Seguridad de la ONU votaban en contra de la revolución y en contra de Irán, a no ser la hermosa mano de la delegada brasileña que se opuso a semejantes embustes del imperialismo. Pensaba entonces en la crisis de octubre, y en la esposa de aquel escolta mío que estaba tan buena, la esposa del escolta que metí preso por sospechas de ser espía del norte... Mandé a pedir el teléfono de aquella delegada brasileña tan atractiva, pero mi mujer me recordó que ya no estábamos en los años setenta, que Lula tenía prioridad sobre sus delegadas y que yo apenas podía ya mear dentro de la taza. Al menos me quedó en la mente aquella frase lapidaria que dijo mi amigo Luiz Inacio, sobre que las sanciones aprobadas eran impuestas “por quienes creen en la fuerza y no en el diálogo”. Eso a mí me encanta, siempre que no se hable de un diálogo mío con la oposición, que ahí sí que no entro en razones y le meto treinta años por la cabeza a Mahoma.
Pero lo que tienen los yanquis con Irán sí que no tiene nombre. Yo soy muy amigo de Mahmud Ahmadineyad, y no me gusta que se metan con mis amigos, sobre todo con los que me regalan petróleo. Mi mujer me dijo el otro día que tuviera cuidado, que cada vez que me hago amigo de un presidente, al final el tipo siempre se destapa como traficante, mafioso, genocida o pederasta, y su pueblo lo quiere linchar, pero eso no va a pasar con este amiguito mío de Irán, que nunca ha tenido una manifestación en contra, ni sus policías han tenido que reprimir o matar jóvenes ni nada de eso. Eso sí, lo que le hicieron los judíos a los árabes en el mar, estuvo muy feo. Y yo no me llevo mal con los judíos, a no ser cuando a principios de la revolución les expropié un montón de bienes, inmuebles, empresas y boberías de ese tipo, y yo no sé por qué, se pusieron cabrones conmigo. Fuera de eso sólo les he manifestado alguna que otra ofensita semanal. Pero esto de ahora ya fue demasiado, ¿qué cosa es eso de atacar a la gente en el mar, eh? ¿Qué cosa es eso de dispararle a un grupo de ayuda humanitaria? ¡A los seres humanos no se les dispara en alta mar! ¡Se les empuja con chorros de agua hasta que se ahoguen, caramba ¿cuándo van a aprender esos judíos nazis a hacer bien las cosas?!
Y ahora el mulatico ese, el tal Obama, se aparece con eso de que le van a apretar las tuercas a Irán. Vamos a ver si cuando en Cuba nos pongamos a enriquecer uranio, se van a poner igual de belicosos. Obviamente, eso en este país nunca va a pasar. En nuestra patria socialista no se va a enriquecer ningún uranio, que aquí no se puede enriquecer nadie sin mi consentimiento.
Fidel Caxtro
10 de junio de 1959.
No, coño, perdón, del 2010.
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2 comentarios:
Ay me orino de la risa. Ese Fidel Caxtro esta muy loco, y nosotros mas que lo hemos dejado ahi tantos años, jajajajaja que ni el uranio se va a enriqueser en cuba jajajaja
Muy, Muy, Muy Bueno, con ironia e inteligencia... Saludos y continua.
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