Esta es la más reciente estrategia del gobierno para salir de la crisis: meterle mano al capital extranjero, vender terrenos y construir millonarios campos de golf, con todo y la infraestructura digna de turistas opulentos, en la costa norte de
El socialismo en la isla va quedando como castigo y cruz sólo para los nacionales. Los inversionistas extranjeros siguen llegando a una Cuba que, según Peter Walton, jefe ejecutivo de la Asociación Internacional de Operadores de Turismo de Golf, “…podría ser uno de los destinos de golf más fuertes del Caribe”. La propiedad privada, aparentemente incompatible con el marxismo-leninismo, una vez más, le guiña el ojo a las autoridades comunistas y se cuela en territorio nacional con el pretexto de mejorar la actividad económica y algún día poder abastecer con un vaso de leche a todos, niños y adultos.
Una compañía inglesa, otra francesa y hasta una vietnamita van a comprar terrenos que los cubanos no sueñan siquiera pisar sin que un policía les pida el carné de identidad. Invertirán cientos de millones de dólares en villas, apartamentos, supermercados, restaurantes y centros comerciales que complacerán a los visitantes acaudalados, previo pago en una moneda que, de seguro, no será la misma miserable calderilla con la que vive el maestro de primaria en San Miguel del Padrón. Así que la falla tectónica entre la Cuba socialista (la que padece hambre y apagones) y la Cuba capitalista (la que se divierte y consume), seguirá fracturándose y creciendo a la espera de que algún día Raúl Castro entre en razones.
Nuevas generaciones de caddies cubanos con avitaminosis llegarán para acarrear los palos a turistas de mejillas rosadas, nuevos profesionales se disputarán llevar los carritos a cambio de alguna propina generosa, nuevos terrenos serán vendidos al renovado apartheid anticubano, y todo para salvar a la patria, la revolución y el socialismo.
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1 comentario:
Muy bueno. Un piñazo, sin discusión.
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