martes, mayo 12, 2009

Pánfilo y el Reality Bufo

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El llamado “efecto Pánfilo” no se detiene. Cuando subí el post anterior, aún reconociendo el creciente interés que despertaba el vídeo, no podía imaginar hasta qué punto el negrito alcohólico de El Vedado devendría en héroe. Entre los muchos comentarios que ha dejado la gente en mi canal de youtube se destacan quienes le dan enérgicos vítores, quienes se ofrecen para hacer colectas y llevarle comida a 3ra y C, y tampoco faltan los mitómanos anunciando que las autoridades cubanas ya desaparecieron a Pánfilo.

En la popular web cubaencuentro acaba de aparecer ya un segundo artículo sobre el tema, esta vez de Yesenia Selier, donde se hace un análisis del Efecto Pánfilo desde el punto de vista racial.

Aún estando convencido de que el alcoholismo no tiene color, que beodo es más que blanco, más que mulato, más que negro, y que cualquier cubano pasado de tragos, de cualquier raza, pudo haber expresado lo mismo en similares condiciones, sí creo que el físico y voz de Pánfilo han aportado buena parte de la fuerza que tuvo el mensaje final.

El personaje del negrito bufo ha funcionado desde que lo implantase Francisco Covarrubias en el siglo XIX. Aunque encarnado por comediantes blancos, entre los que destacaron figuras como Arquímides Pous o Enrique Arredondo, siempre se remitió al arquetipo de un negrito vivo y sinvergüenza, sin falta atrevido, bailador, enamoradizo y juguetón como ningún otro. En los noventa puede decirse que el mismo esquema vernacular continuó con el personaje Boncó Quiñongo, en el programa televisivo Sabadazo, esta vez sin necesidad de usar tinte de corcho quemado, pues el naturalmente negro comediante Conrado Cogle le aportaba una autenticidad sin precedentes a la ya larga tradición del bufo nacional.

Ahora nos tropezamos con algo que casi pudiéramos llamar Reality Bufo. Una escena que comienza con la disertación de una contrafigura, no un gallego en este caso, como era usual en los años veinte, o Carlos Otero en el caso de Sabadazo, sino otro prieto que, aún a pesar de su sombrero desgarrado, comunica cierta coherencia y se establece como el antagonista serio que es hostigado por el protagonista. Este personaje - extraña mezcla entre el buen gallego y el clásico negrito catedrático - es interrumpido repetidas veces por el insistente Pánfilo, lo cual se establece como el detonante principal del chiste que tanto nos ha hecho reír en los últimos días.

Pánfilo, sin proponérselo, expandió una costumbre vernacular que, desde los años de Covarrubias, ya servía para satirizar a los poderosos. Y la musicalidad del personaje tradicional queda a toda prueba con el reguetón de Dj Sarracent, ese remix del video que nos sorprende con el natural canto en la expresión cotidiana del negrito habanero.

No creo que se trate de racismo, mucho menos determinismo racial. La difundida comparación con Obama y los códigos presidenciales no pasa de ser una analogía chistosa. Pánfilo simplemente da continuidad, en plan reality, a la muy extensa historia de rica escena vernacular cubana.

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