Casi podía escuchar de fondo el tema de Law & Order de Mike Post, quizás en versión salsa, cuando leí la noticia de que, finalmente, la Asociación Jurídica Cubana consiguió la tan peleada vista oral en el Tribunal Supremo para ventilar su demanda, nada más y nada menos que contra el mismísimo Ministerio de Justicia.
Esta ONG sin fines de lucro, desde el 2007 anda enfrascada en la lucha por su legalización. En abril de ese año la AJC presentó sus primeros papeles, respaldada por la más estricta observancia de la legalidad, y sólo después de un año sin recibir respuesta, el Tribunal Provincial falló en su contra, a todas luces con poco sostén legal y sí muchas razones políticas para hacerlo. ¿A quién en la cúpula del gobierno podría interesarle una agrupación de abogados que todo el tiempo se la pasa cuestionando sus métodos, y probando un sinnúmero de alteraciones que el poder realiza habitualmente a las leyes que él mismo recompuso?
El peloteo no habría pasado a mayores, si no fuera porque los afectados eran un grupo de abogados independientes, disciplinados y profesionales. No valía aquí sepultar un hecho tan concreto como la violación de esa legalidad que, quiéralo o no, rige a la sociedad cubana actual. La demanda la recibió entonces María Esther Reus, ministra de justicia, por no responder en el tiempo establecido a la solicitud de la AJC.
Un momento, un momento… ¿Cómo? ¿Una ministra cubana acusada por una asociación de abogados nacionales renegados y en el marco de sus propios tribunales? ¡Objeción, su señoría!
Denegada. Este viernes el Tribunal Supremo no tuvo más remedio que hacer frente a la demanda. Cerraron las instalaciones a cualquier otra vista programada, y como suelen hacer con los juicios más delicados, dejaron a un lado el perfil público de la justicia en la isla, y no hubo curiosos asomados al interior de la sala. Por la parte acusadora sólo se permitió la entrada a Wilfredo Vallín, presidente de la AJC, el cual, según declaraciones hechas a Diario de Cuba, asegura todo transcurrió en un ambiente de tranquilidad.
Para dentro de veinte días ese tribunal está en la obligación de emitir un dictamen, y si bien a nadie puede caberle en la cabeza que la señora ministra salga con algún tipo de correctivo, al menos ya no será tan fácil seguir dilatando la legalización – o en su defecto, la definitiva ilegalidad de esta organización con algún pretexto traído por los pelos – ni en lo sucesivo seguir tapando tan descaradamente las habituales arbitrariedades del pretendido orden público.
La buena noticia es que ya se está abriendo camino, dentro de los estrechos límites de lo que una dictadura estima como legal, esta Asociación Jurídica Cubana, esta agrupación que ofrece asesorías en cuanto a las poco conocidas leyes cubanas, divulgando pactos de la ONU, firmados por el gobierno cubano, como el de Derechos Civiles y Políticos y el de Derechos Económicos. Sociales y Culturales, esos que todavía a ningún dirigente o periodista oficial se le ha ocurrido divulgar dentro de la isla, y mientras, publica también en su sitio web cosas tan esenciales como la norma de que los agentes del Ministerio del Interior necesitan autorización judicial para citar o detener a un ciudadano. Oh, sorpresa.
De cierta forma, el espíritu de civilidad que siempre trata de transmitir la famosa serie creada por Dick Wolf, pareció refractarse este viernes sobre las calles de La Habana. Todavía a ratos creo escuchar el clásico solo de clarinete del tema original de mi policíaco favorito, en tiempo de salsa.
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2 comentarios:
te habla el lic en derecho ruben dario campos flores panameño y ciudADANO MEXICANO,te felicito por dar a conocer esa situacion y te exorto para que continuen como juridicos independientes establecer a su institucion dentro de los marcos de legalidad,aunque sea nesesario, obligarlos atravez, de los foros juridicos internacionales, quedo a tus ordenes en el mmsm dcampos45678@hotmail.com
Le agradezco mucho su disposición y solidaridad, pero sólo a nombre de un cubano bloggero. No soy abogado y apenas conocí muy someramente a algún miembro de esta asociación a través de la presentación informal de una amiga común, hace unos diez años. Trataré de hacerles llegar sus señas, aunque usted mismo puede hacerlo, si así lo desea, en la web que han habilitado, y que enlazo en esta misma entrada.
Saludos y una vez más, gracias por la solidaridad.
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