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Para llegar a Hermosillo y cerrar el Festival del Migrante 2010 en el estado de Sonora, el cantautor cubano Polito Ibáñez casi sufre un accidente de aviación en Ciudad México. Pero ni siquiera el inoportuno motor incendiado iba a conseguir que uno de los más emblemáticos exponentes de la Novísima Trova cubana llegara hasta el noroeste en su trovero peregrinar, y el domingo 5 de noviembre se presentó en la Plaza Zaragoza, como colofón a una serie de conciertos que iniciaron en El Punto Cubano de la empresa Cubalía, para el disfrute de la pródiga comunidad cubana en esta ciudad, y también de sus seguidores mexicanos más recientes.
Cuando por fin encontramos un rato de sosiego en el que conversar con relativa paz, Polito recién daba los toques finales a una nueva composición, un tema dedicado a Alicia Alonso, la polémica diva del Ballet Nacional de Cuba. Tuve la grata sensación de que estaba siendo testigo del nacimiento de uno de esos temas sublimes que el Polo es capaz de construir, haciéndolo como pocos autores hispanos de esta época. Así se lo comenté.
Polito ¿qué es lo que pasa por tus adentros cuando finalmente das a luz una canción?
Es una sensación sin apellidos. Es extraño, tiene que ver con eso que tú conoces también como “estado creativo”, un impulso hacia algo, hacia un sombra que se vuelve idea, concreción, en la medida en que te acercas e intentas describir aquello que estás sintiendo, aunque después el ejercicio intelectual te lo vaya armando, configurando, hasta tomar forma como la plastilina o el barro. Es una sensación difícil de describir.
¿Alguna vez te has anticipado al éxito de una canción?
Iba a decirte que sí, pero no es del todo cierto. Tampoco creo que este sea el caso, porque no “armé” esta canción. Hay otras canciones que siento van a tener aceptación porque, de alguna manera, las estructuré, las hice con un molde de éxito, respetando ciertos cánones que son garantía para ello, pero esta canción, si resulta exitosa lo será por el contexto, por quien la hice y quizás por la belleza con la que al final se pueda cantar.
¿Por qué Alicia Alonso?
Además de ser un admirador muy grande de su obra, creo que allí detrás hay una persona que entraña un patrón como artista, con mucha sensibilidad para ir más allá de la danza. Independientemente de que tenga muchos detractores, y es normal que los tenga, es una persona muy reverenciada porque no sólo ha sabido bailar, sino también mantener una postura exquisita ante el arte, ante la gente, y eso merecía una canción.
Polo, los primeros recuerdos que tengo de ti son de allá por los ochenta, cuando comenzabas a meterte en el universo de la Nueva Trova desde un aula de actuación. He seguido, como tanta gente, tu evolución como trovador, pero quiero saber cómo ves los cambios en tu propia persona, si es que los ha habido.
Sí, sí, cambiar, claro que sí se cambia, porque tienes otra edad, otros intereses. Tienes otras responsabilidades, no es lo mismo un Polito sin hijo que un Polito con hijo. En lo esencial he seguido siendo un artista con inquietudes, sin mucho miedo a expresarse. Lo cierto es que tuve muy claro lo que quería desde un principio, y en eso no he cambiado tanto. Tengo la impresión de que sigo defendiendo la tesis de que el arte es un producto supremo, algo que para mí es motivo de vida, de comunicación, de poder establecer puentes con la gente.
Sigo devolviéndome a aquellos años en los que empezabas a compartir las plazas juveniles y contestatarias con tu compañero de clase Carlos Varela, y pienso en aquella manera común, con sus diferencias estilísticas, de asumir el compromiso social.
Cada una de esas personas que nos interesábamos por cuestionar la realidad cubana estábamos muy conscientes de lo que hacíamos. No puedo hablar por Carlitos, pero tengo la impresión de que, en general, había dos grupos: los que decidieron que era un camino fácil para favorecerse y atraer público, y los que decidieron no participar de ese juego. Yo fui uno de los que se negó a entrar en esa estrategia.
Es imposible no recordar la fuerte impresión que me causó – a mí y a otros muchos artistas jóvenes de fines de los ochenta – aquel tema dedicado a tu amigo caído en desgracia (“Hoy he vuelto a rezar / con la esperanza de librarte de ti mismo / te quisieron condenar / por pronunciarte a favor del pluralismo…”)
Sí, tenía facilidad para hacer canciones polémicas, con frasecitas que podían crear ronchas, que podían atraer a un público ansioso de esa quimérica libertad, pero no quise desarrollar eso. Me pareció engañoso, y no por ser yo un dechado de pureza, sino porque entendí que aquello era algo muy pasajero, que los pueblos tienen muy mala memoria, y que la gente que se dedica a hacer canciones de esa naturaleza en lugar de intentar hacer temas trascendentes, con premisas universales, normalmente, cuando el tiempo pasa, tienden a ser olvidados. Puede que la gente recuerde aquella canción coyuntural, pero ya no se identifica con ella.
Según tus características entonces, ¿qué espacio crees que ocupas dentro de la Novísima Trova cubana?
El espacio de los que discrepan, el de los que son incómodos. No me voy a situar en un lugar de preferencia o resultados, sino en el de los que luchan por proponer una idea. Si eso me ha traído algún resultado, o me ha puesto en el lugar uno, tres o cinco de los más reconocidos, eso se lo dejo a los especialistas y a la gente, porque eso también es muy pasajero. Compay Segundo lo demostró. Mira que teníamos músicos que parecían ser importantes para Cuba, y al final Compay resultó ser la vitrina de la cultura nacional en los últimos años. Es una carrera de fondo, no una carrera de éxito. Puede ser que hoy esté de moda un Kelvis (Ochoa), un David Torrens, un Polito Ibáñez, un Equis Alfonso y pasado mañana nadie se acuerde de nosotros. No debes olvidar que hay un Santiago Feliú muy grande, como artista y como músico, que hace mucho no se le ve en los escenarios cubanos. Todo es muy fluctuante.
En meses recientes se ha estado dando, sobre todo en la blogósfera, una polémica interesante en torno a los músicos cubanos que se han ido de Cuba y han vuelto. Se compara a los que no regresan con los que nunca se han ido, o como en tu caso, los que se han ido por poco tiempo. A veces hasta se llega a acusar a algunos de colaboradores del gobierno.
Yo no le doy mucha importancia a eso. Para mí es un acto absolutamente natural, como ir al baño. Cuando alguien empieza a sentir eso de “yo sí regreso” o “yo sí me voy”, las motivaciones que guían su vida se vuelven diferentes, mediatizadas. Yo salgo y entro, como si me voy a Nueva York o a Rusia. Viví dos años en Venezuela, en la época de (Rafael) Caldera, me enamoré, estuve con una persona, de repente no quise estar más allí y volví a Cuba. Hubiese podido, con mis manos y mi inteligencia desarrollar una carrera en Venezuela, con un público accesible que quería escuchar… pero no quise darle mucha importancia a eso. Volver para mí es regresar a lo cotidiano. No tiene que ver conmigo eso de regresar por razones políticas, ni siquiera por aquello de que “allí encuentro los motivos profundos de mi creación, mis raíces…” Esos motivos yo los encuentro en cualquier sitio.
Siguiendo el hilo de esta misma idea, ¿qué razones particulares tienes entonces para seguir viviendo en Cuba?
Simplemente, es el lugar en el que me siento bien. No hay nada político en ello, ni ideológico, ni siquiera doméstico. Yo no me siento una persona que si abandona Cuba se va a morir de nostalgia, o de hambre, o que no va a poder desarrollarse como artista. Es un acto natural, es donde encuentro mi yo reposado, tranquilo y sin hacerme muchas preguntas. Quizás cuando tenga veinte años más me cuestione las razones por las que no me he ido a vivir a otra parte, como París, por ejemplo, que es una idea que me gusta mucho, pero por el momento no creo que ese sea el pollo de mi arroz con pollo.
En una época en la que casi todos los trovadores y rockeros cubanos experimentan con la herencia nacional, a ti no te he registrado apenas agregando ritmos tradicionales a tu obra.
No mucho, es cierto, pero sí están. Tengo algunas canciones compuestas, y que pienso poner en un disco, que tienen de fondo el contrabajo y el son tradicional cubano. Incluso en el más reciente (Sombras Amarillas), hay una versión que hago de un tema mío, con algunas frases hechas por Kelvis, y que él grabó en el disco Amor y música, con Descémer (Bueno), donde al final hay una especie de son. En otra versión que hice para un disco de homenaje a Noel Nicola también revisité los ritmos tradicionales, que en algún momento volveré a usar, y es una idea que me agrada.
Tu llegada al norte de México ha sido azarosa – con todo y el casi accidente de aviación, que por fortuna terminó bien – pero enriquecedora en cuanto al abordaje de un contexto no muy familiarizado con la música cubana. ¿Qué significa este país para ti?
Tengo muy buenos amigos aquí, los tengo a ustedes, tengo a mi hijo, algo muy importante. No me han sucedido cosas trascendentales en México, en sentido negativo o positivo. Me han sucedido cosas en las que he trabajado, y que he recibido bien porque han venido de manos de personas que sienten ese asunto de apoyarme como algo bien bonito. Hasta el momento es un país que ha sido poco explorado por mí. Su gente es bastante difícil de explorar, pero me he quedado con un buen grupo de amigos, además de la familia, algo que en principio me hala, me ata aquí, y es obvio que sí, que quisiera algún día conquistar a este país tan grande y con tantas culturas, con tantos matices y tantas lenguas. Ojalá eso suceda.
Un rato más tarde, ya bien guardado el archivo de sonido en mi teléfono, Polito volvía a enfrascarse en la estructura preliminar de su nueva canción, jugueteando con las notas de un piano eléctrico. “Como una cruz cayendo en el espejo…” le escuché canturrear sobre el teclado alguna melodía que quizás en pocas semanas ya se grabará o estrenará en La Habana, seduciendo a un teatro desbordado con gente agradecida, gente sedienta de belleza y buen decir.
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En la mañana del domingo, mientras terminaba de dar forma
al nuevo tema.
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3 comentarios:
Gracias por la entrevista.
Polito tambien ocupa un lugar especial en nosotros.
A propósito la cancion en el disco Amor y Musica de Kelvis es excelente.
Muy buena entrevista, hermosas palabras de Polito y meridianas definiciones.
Polto Ibanez es un gran ser humano, sus canciones son bellas y el mexicano promedio merece que le den mas de su obra y menos de tanta boberia que le ponen el dia entero en la television. Suerte con el mercado mexicano, trovador.
Marcos.
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