De pequeños, muchos de nosotros seguíamos con deleite aquella serie infantil creada por una cubana radicada en Ecuador. Ana María Salas, nacida en Santa Isabel de Las Lajas, como Benny Moré, era una de esas extrañas figuras de los setenta que, aún residiendo en otro país, podían regresar y colaborar con algún organismo del estado, y hacerlo públicamente. La segunda temporada de Toqui (Quito, al revés), el títere tierno y educativo, fue hecha íntegramente en los estudios del ICRT, y cada niño y adulto de Cuba podía seguir semanalmente las historias del niño ecuatoriano, hijo de una creadora cubana, con todo y su agradable tema: “Si es que ya soy tu amigo, por siempre lo seré…”
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Cuarenta años después, según el artículo del decano de la prensa ecuatoriana, El Telégrafo, a 142 cubanos les han retirado la nacionalidad ecuatoriana, tras quedar al descubierto una compleja red de fraude por falsos matrimonios. Quizás Toqui, ya cuarentón, le hizo el favor a una de sus viejas amigas de la isla, y se casó con ella para que pudiese obtener su naturalización. Toqui, buen amigo, entendía las razones por las que la antigua pionera emigraba, desencantada de tantas cosas que en los setenta parecían hermosas y didácticas, y se aprestó a buscar algún recurso para que se pudiese quedar en Quito. Pero hoy la amiga cubana, a raíz del escándalo, ha quedado sin sus papeles, declarada ilegal y con una deportación en perspectiva.
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Hasta ahí todo parecería cosa normal. Las leyes enfrentan un delito y lo castigan. El Toqui cuarentón y su amiga violaron la ley ecuatoriana, eso es entendible y justo. El asunto se complica cuando la cubana deportada no puede ser recibida de vuelta en su nación, porque el gobierno cubano no la quiere. El gobierno cubano la borró como ciudadana cubana, y ahora ella está en un limbo jurídico difícil de resolver. Pudiera tratar de gestionar su regularización en Ecuador, o escapar a los Estados Unidos, pero de ningún modo podrá retornar a su patria.
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Toqui hizo lo posible, pero aún siendo tan simpático y educativo, ya no le será tan fácil como antes seguir ofreciendo su amistad a los cubanos.
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4 comentarios:
Magnífica concatenación has hecho, mi amigo. Por cierto,hace pocos días recordé a Toqui porque teníamos un perro en casa con ese nombre, puesto, lógicamente, a partir del muñeco. debes haberme leído el pensamiento...
yo también estuve en un limbo legal durante casi cinco años, por al mismo problema, aunque no tenia ninguna intención de regresar a Cuba. Es un absurdo que el país de uno no lo reconozca al cabo de once meses de salida. Pero es más absurdo todavía que, una vez regularizado el emigrante en el país de destino, no lo dejen entrar en Cuba si no es con pasaporte cubano. ¡qué abusadores son!
un abrazo
"...y nunca más,estarás solo..."
Muy bien Wicho!
Abrazo de Alberto.
Alberto es más chama que nosotros, pero se acuerda, Yoyi, porque hubo otras temporadas de Toqui más adelante, y retransmitían siempre las viejas. Tú que eres temba como yo quizás recuerdes a Ana María Salas en Listo Estudio, entrevistada por Martica Morejón. Era bastante raro que una cubana residente en el extranjero no fuese tratada entonces como apátrida, y sólo algunos como ella o el Niño Rivera ("qué le pasó a ese pobre jamaiquino señores..."), por alguna razón, regresaban a ratos y eran bien tratados en la televisión.
Lo cierto es que nunca hemos dejado de ser peculiares en cuanto a nuestro estatus de emigrantes. No alcanzamos a ser como los demás países, porque no tenemos libertad sobre nuestros propios movimientos, ni albedrío para entrar y salir de nuestra propia patria, un derecho sagrado. Por eso seguirán pasando cosas tan locas como esa de Ecuador.
Holaaa estaba recordando a Toqui y me preguntaba porque ese muñequito desapareció de las pantallas cubanas así sin mas y sin ninguna explicación y me puse a buscar en internet y me encuentro con esto, resulta que nuestro querido Toqui emigró como todo cubano que puede hacerlo y como era famoso lo anularon como hacian con todos los artistas que emigraban, Toqui se convirtió en disidente
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