No había que ser adivino para predecir el comportamiento del dictador cubano a raíz de su desaforado chiste en la entrevista que le concediese a Jeffrey Goldberg para The Atlantic. Vivir varias décadas bajo la bota del Comité Central es suficiente para adelantarse, cual meteorólogo a un frente frío, al predecible funcionamiento de la política fidelista.
Después de un animado intercambio que sostuvimos esta mañana en Facebook, entre otros, Camilo Venegas, Margarita García Alonso y yo, en el que se llegó a bromear con la posibilidad de que el comandante se iba a unir a las filas de la oposición y que hasta abriría su propio blog contestatario (Generación P, según Margarita, ella sabrá por qué), aún reinaba una especie de desconcierto ante la desfachatez flagrante de quien había declarado públicamente la incapacidad de un modelo que él mismo había creado y defendido a capa y espada.
La retractación llegó, apenas unas horas más tarde, en un encuentro que a todas luces programó para emitir su panegírico, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana. Castro admitió que la frase era real (!!!), sólo que no tenía el venenoso sentido que los mal pensados quisieron darle. Con la retórica mágica que convierte reveses en victorias, hizo que la frase textual “El modelo cubano ya ni para nosotros funciona”, llevara encriptado un código que todos pasaron por alto: “el sistema capitalista ya no sirve ni para Estados Unidos, ni para el mundo, al que conduce de crisis en crisis, que son cada vez más graves, globales y bla bla bla…”
La manera en que pretendía que viésemos a los Estados Unidos al decir “Cuba” y capitalismo al decir “modelo cubano”, seguirá siendo un misterio inextricable, una pesadilla para los semiólogos que estudian la relación entre significante y significado. La manera en que habría que leer una respuesta sobre la perfidia imperialista luego de una pregunta sobre si el modelo cubano es exportable, escapa a toda velocidad de la lógica más elemental.
Aún convencido de que aquel cerebro ya no llega ni de cerca a los niveles truculentos de antaño, y habiendo pronosticado ayer que lo del desmentido era sólo cuestión de tiempo, confieso, mis amigos, que esperaba una rectificación mucho menos chapucera que esa.
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1 comentario:
Estamos viviendo un momento cinematografico de enorme trascendencia. "El dictador que se niega".
Imaginate Wichy, si la situacion para el cubano de adentro no fuera tan pesima, es de caricatura, con una trama socio- sicologica para especialistas del panico ante la muerte...
Este señor se extrema, llevando el sublime ridiculo de su ego a una pelicula donde el viejo tiene pesadillas contando las cañas, los 10 millones de la zafra, los chicharos y huevos de la libreta; en lugar de ovejas contaria las vacas de aquel plan que ya ni me acuerdo el nombre y todo esto en forma de triller con los zombies y muertos tirandole de la cama por los pies... y a esto sumale un enano chino que le hace jugarretas y un ambicioso clan de descendientes que quiere herencia... bacara como tenedor, rayando los textos que el tipo escribio - mejor, que discurseo...
Generacion P y con todas las connotaciones, incluida la de Pepito cuando cuenta que se lo llevan preso, no por lo que dice, por lo que los otros piensan.
Lo dijo y dejo en el hueco a muchos repetidores de mitos y leyendas, los mismos que comprendieron que las diapositivas del Este se ponian amarillas con el paso del tiempo , y ahora, aunque se arrepienta, se quedo dao, asi de simple... el solito es su propia negacion.
Abrazos...
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