El Punto Cubano de la empresa Cubalía, es el único lugar en la ciudad de Hermosillo donde se puede bailar música cubana y consumir bebidas típicas de la isla, como el mojito o el cubalibre. Ni qué decir de la añorada malta que finalmente llegó a las manos de toda la cubanada hermosillense.
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Esto no es un comercial del antro, aunque pudiera parecerlo a primera vista. Es simplemente una celebración pública de El Punto Cubano, un club que con poco capital y mucha temeridad se lanzaron a levantar un grupo de amigos, cubanos y mexicanos, para traer a la norteña región vaquera un poco del ritmo timbero de la isla.
Muchos no apostaban por el éxito del proyecto. Los norteños ni siquiera suelen ser aficionados a la salsa como los del sur de México, y la vida entera se la pasan sumergidos en la música grupera, bailando banda, con una cadencia de saltitos celtas que difiere antropológica y corporalmente de la sinuosidad que los caribeños traen en el movimiento de sus caderas, siempre que la herencia de la estética grupera le debe más al country norteamericano (a su vez de raíz irlandesa) que al espíritu tropical latino. A diferencia de zonas como Yucatán, en Sonora no existe costumbre de bailar casino, y como mismo muchos pueden creer que Olga Tañón es cubana, la mayoría jamás ha escuchado a Los Van van, y las vagas referencias que tienen de la salsa, obviamente se limitan al mercado newyorkino, a los éxitos de salsa light de Fania Records, y a megafiguras, inconfundiblemente cubanas, como Celia Cruz o Gloria Estefan.
En el club cubano de Hermosillo sin embargo, sólo se pone música cubana, tanto la que se escucha como la que se baila, y como se precia de no marcar fronteras entre los cubanos de adentro y los de afuera, es posible bailar lo mismo con Willy Chirino que con la Charanga Habanera, y sin distinción de época en tanto jamás se discrimina entre Compay Segundo y Manolito Simonet.
Aún resulta un poco confuso para algunos el hecho de que no abunden los temas de la salsa no cubana, esa que ha tenido mucha más suerte con las discográficas y el mercado. No es casual que en los canales de música, esos que llegan por el megacable, haya más de uno con salsa, transmitiendo 24 horas, y que jamás se escuche un tema hecho por cubanos, sólo música bailable puertorriqueña, dominicana o colombiana, todas ellas posteriores y deudoras de la nuestra, y todavía retrasadas en cuando al moderno concepto de la timba, esa especie de heavy salsa que identifica a nuestras orquestas contemporáneas.
Muchos no apostaban por el éxito del proyecto. Los norteños ni siquiera suelen ser aficionados a la salsa como los del sur de México, y la vida entera se la pasan sumergidos en la música grupera, bailando banda, con una cadencia de saltitos celtas que difiere antropológica y corporalmente de la sinuosidad que los caribeños traen en el movimiento de sus caderas, siempre que la herencia de la estética grupera le debe más al country norteamericano (a su vez de raíz irlandesa) que al espíritu tropical latino. A diferencia de zonas como Yucatán, en Sonora no existe costumbre de bailar casino, y como mismo muchos pueden creer que Olga Tañón es cubana, la mayoría jamás ha escuchado a Los Van van, y las vagas referencias que tienen de la salsa, obviamente se limitan al mercado newyorkino, a los éxitos de salsa light de Fania Records, y a megafiguras, inconfundiblemente cubanas, como Celia Cruz o Gloria Estefan.
En el club cubano de Hermosillo sin embargo, sólo se pone música cubana, tanto la que se escucha como la que se baila, y como se precia de no marcar fronteras entre los cubanos de adentro y los de afuera, es posible bailar lo mismo con Willy Chirino que con la Charanga Habanera, y sin distinción de época en tanto jamás se discrimina entre Compay Segundo y Manolito Simonet.
Aún resulta un poco confuso para algunos el hecho de que no abunden los temas de la salsa no cubana, esa que ha tenido mucha más suerte con las discográficas y el mercado. No es casual que en los canales de música, esos que llegan por el megacable, haya más de uno con salsa, transmitiendo 24 horas, y que jamás se escuche un tema hecho por cubanos, sólo música bailable puertorriqueña, dominicana o colombiana, todas ellas posteriores y deudoras de la nuestra, y todavía retrasadas en cuando al moderno concepto de la timba, esa especie de heavy salsa que identifica a nuestras orquestas contemporáneas.
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Más que nada es esa la razón por la que El Punto Cubano de Hermosillo prefiere instruir a sus visitantes en la buena timba cubana virtualmente desconocida, y no resultar muy paternalistas con aquellos que tan a menudo suben a la cabina a pedir temas de Marc Anthony, Gilberto Santa Rosa o Aventura. Bastante han hecho las discográficas con poder global para no dejar salir a flote a los de la isla, como para que los propios cubanos también les neguemos a los nuestros la merecida hegemonía, en un pequeño reducto de cultura cubana, al norte de México.
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Así es un sábado cualquiera en Cubalía Hermosillo.
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3 comentarios:
Haces que me den ganas de conocer más sobre Cuba.
Muchas gracias por tu comentario en tu blog, es muy interesante eso que dices y desconocido para la mayoría.
Saludos !
Felicidades a los del club cubano, y felicidades al artículo por la aclaración, que es muy cierto que tanta gente por el mundo no sabe de dónde salió y dónde sigue creciendo la verdadera "salsa", y que ese es sólo un término comercial que le pusieron en USA. Viva la timba cubana!!!
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