viernes, marzo 09, 2012

Curso de Demagogia.

La demagogia, del griego demos (“pueblo”) y agein (“dirigir”), como en la palabra democracia (sólo que esta termina con kratos, que significa “poder”), ha sufrido pocos cambios desde los tiempos de Aristóteles. Dirigir, inducir, manipular, ha sido por siglos el ejercicio favorito de aquellos políticos que hablan más de lo que hacen, aquellos que reúnen alharaca, falacia, demonización y estadísticas fuera de contexto para conformar un suave colchón en el que permanecer tanto tiempo como les sea posible.

La demagogia es como el discurso de Cantinflas, sólo que no persigue hacer reír sino adormecer., entretener, dilatar, confundir. Y es que los políticos no suelen ser cómicos sino más bien cabrones, no despiertan afecto sino más bien fanatismo, o terror.

Para ellos nació la demagogia, ese instrumento de posibilidades inagotables con el que pueden pasar décadas reiterando clichés, reciclando consignas y frases hechas, y pueden permanecer así mientras Némesis, la diosa griega del castigo, no se da cuenta de que el tiempo transcurre y los políticos llevan ya demasiado tiempo viviendo del cuento, como el poeta Homero, o como la Tía Tata.

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Demagogia, por el actor Alberto Maceo.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias mi hermano! Es lindo y bueno contar con tus letras siempre inteligentes y oportunas.

Alberto.

Rafael Pinto dijo...

Un montón de referencias. Incluida esa de "¿voy bien?".