viernes, abril 17, 2009

Memorias del Subdesarrollo III. La Mansión de Bao.

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Todo el mundo en Cuba veía ¿Jura decir la verdad? (así escrito casi parece una pregunta, pero es que el nombre del show era en sí mismo una frase entre signos de interrogación), aquel remake de La Tremenda Corte que vino a llenar un vacío en el humorismo de la televisión y desató, junto con el Mentepollo de Carlitos Gonzalvo, un mazo de chistes contestatarios en la televisión nacional que ya no hubo manera de detener.

El grueso de los guiones correspondió a Baudilio Espinosa, quien a su vez encarnaba el personaje del profesor Pepe Rillo. Entre los muchos chistes internos que se manejaban en los programas – y que a veces la gente se reía sólo de verlos reír a ellos, sin saber de qué carajo estaban hablando – estaba uno relativo a que el Profesor vivía en una bañadera. Muchos chistes se tejieron con la bañadera del profe – además de otros, no menos personales, con la casa en Marianao de Chivichana que se le estaba cayendo encima, el hijo majadero de Marieta, o la condición tunera del cabo Pantera – pero pocos podían imaginar que el Profesor Pepe Rillo, es decir, el actor y escritor Baudilio Espinosa, vivía, en la vida real, dentro de una bañadera.

Bao llegó a La Habana procedente de Villa Clara, donde se hizo filólogo y fundador del grupo La Leña del Humor. Su hogar habanero por varios años estuvo enclavado en una especie de solar, de esos solares light que pueblan El Vedado, en la calle Línea, muy cerca del Mella, o más bien, casi colindante con las ruinas del cine Elpidio Valdés, y si bien quedaba en lugar envidiable, muy céntrico, en la concreta su residencia no medía más de 3 X 1.5 metros, o lo que es lo mismo, la superficie de un baño común de cualquier casa normal. Y es que su espacio de morada había sido, justamente, uno de los baños de aquella casona de Línea, devenida en solar.

No cabían adentro más de tres personas al mismo tiempo. Al fondo, donde antes hubo una tina, estaba su cama personal, elevada como una litera, para dormir él y su compañera, la actriz y guionista Yoanka Navarro. Un televisor pequeño en atril sobre los pies del lecho, y debajo de este, la computadora con una silla y un ventilador. A ambos lados, apretaditos, modelos enanos de cocina, refrigerador y fregadero. Junto a la puerta, en un espacio triangular, casi con el área de un cartabón escolar, con puerta de corredera estaba el baño, o sea, un inodoro y una ducha muy íntimos entre sí.

Así vivió por larguísimo tiempo uno de los escritores de comedia de televisión más relevantes de los últimos tiempos en la isla, además de actor en un show que devino el más popular en toda la historia de la televisión, con un rating apabullante.Y lo más gracioso de todo es como la gente ignoraba que, cuando se hacían chistes acerca de que el Profesor Pepe Rillo vivía en una bañadera, aquello no era más que la pura verdad.
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Fragmento de uno de los programas de ¿Jura decir la verdad?
Uno que aunque no fue escrito por Bao, sino por Wichy García,
contiene una escena donde se hace un chiste cruel con su bañadera.
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